Vejez


La vejez no es menos bromista, en fin, que las edades anteriores, pero se manifiesta de un modo lineal: no es raro que al comienzo de los setenta se encuentre uno, en determinados aspectos, mejor que al de los sesenta. Hay instantes de plenitud, de calma, de una serenidad desconocida, pero también de ansiedad, de agitación psíquica y desasosiego. La experiencia de los cambios sufridos con anterioridad no ayuda, porque este carece de recambio. Ignoramos en qué momento nos va a empezar a caer mal el gin-tonic de media tarde o la cena de los jueves con los viejos amigos, o el picante o la sal. 

(Juan José Millás, Ese imbécil va a escribir una novela. Alfaguara, 2025).   

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