Paellera estelar


 

Unos metros más allá, tras el ramaje de una acacia que entorpece la visión, una colonia de damanes nos observa asomando la cabeza entre los huecos de los peñascos. Estiran el cuello y miran con curiosidad, alertados por el ajetreo y las voces, con el recelo de quien se siente amenazado en su casa.

Un círculo de piedras limita el perímetro de la barbacoa. Quedan restos de carbón de los últimos viajeros.

El sol declina, la luz pesada del atardecer baña de azafrán las copas de las acacias y mopanes y desvanece la forma de las montañas que crecen en el horizonte. Con la llegada de la noche, nos arrimamos a los rescoldos del fuego y miramos al cielo. Ha empezado el frío y una capa de rocío lo habrá cubierto todo al llegar la madrugada.

En lo alto parpadea una inmensidad de estrellas, como una paellera sin contornos que hubiesen espolvoreado con granos de arroz brillante.  


(José Luis Espina Suárez, Namibia. Apuntes ilustrados de un cuaderno de viajes. Àfriques Edicions, 2024).

 

 

Publicar un comentario