Oleadas de suicidios tras la hecatombre


 

Lo que se experimentó en Demmin entre el 28 de abril y el 3 de mayo de 1945, con un número estimado de setecientos a mil suicidios, ocurrió también, al mismo tiempo, en innumerables ciudades entre Stettin y Rostock (...).

En Neustrelitz, una ciudad residencial de tamaño medio al sur de Mecklemburgo, casi trescientos adultos se quitaron la vida tras la llegada del Ejército Rojo, según la información de los libros de la comunidad y las listas de los cementerios. Ahorcados, envenenados, fusilados, ahogados, desangrados. Arrastraron consigo a la muerte al menos a ochenta niños y jóvenes. En una sola casa se ahorcaron un cerrajero y su mujer, los tres miembros de la familia de un barbero, un zapatero con su hijo y su madre, y un profesor y su mujer. Los vivos tuvieron que sacar a los muertos de los sótanos, bajarlos de los áticos y pescarlos en lagos y otros cuerpos de agua durante días. 

Neubrandenburg apenas opuso resistencia cuando fue capturada, el 29 de abril. Pronto la ciudad empezó a arder, y cientos de personas optaron por la muerte. "Recuerdo que al abrir una puerta encontré a una gran familia sentada alrededor de una mesa. Estaba claro que habían celebrado el último día de sus vidas y luego se habían envenenado. Estaban todos muertos".

(Florian Huber, Prométeme que te pegarás un tiro. La historia de los suicidios en masa al final del Tercer Reich. Traducción de Joan Eloi Roca. Ático de los Libros, 2022).     

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