El futuro lector


 

Escribo a pesar de las alteraciones que me afectan como un mal recóndito. No se me ocurre otra cosa, apenas nada, pero sin embargo sé que estoy escribiendo mientras me derrito por el calor y de repente me dispongo a pensar en un futuro lector de estas palabras que ahora mismo salen de mí sin que yo sepa a ciencia cierta qué significado guardan ni porqué motivo salen de mí en estos momentos. Un futuro lector que, sin embargo, está leyendo aquí mismo. Otra cuestión sería preguntarse ¿por qué permito que salgan de mí estas palabras?... ¿Por qué me hago esta clase de preguntas?... Pero las preguntas, cuando surgen baldías, es mejor despreciarlas y, en todo caso, delimitarlas. De modo que una tercera opción -¿para qué?- muere antes de nacer bajo un violento tachón en el papel, un tachón de inequívoca intencionalidad.

(Fernando Fonseca, Cuentos de Ciudad Ajada. Más Madera, Oviedo, 2021).


Comentarios

(6)
  1. El futuro lector está leyendo aquí mismo porque es y no es futuro. Esta es una de las ocasiones en que la literatura burla al tiempo. El futuro lector que menciona el texto coincide con el presente lector y, cuando relea, también con el pasado lector.

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    1. Por eso podemos leer cosas como esta:
      "Quan pren consciència que has decidit no llegir-lo mai més, l'autor dubta. Potser hauria de crear una situació imprevista y aconseguir una reconciliació ràpida, pensa. Diguem-ho tot: també li passa pel cap sacrificar-te i fer que, a conseqüència d'un cop fortuït i fatídic, et moris". De Sergi Pàmies, en Cançons d'amor i de pluja.

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    2. Creo que el lector lo es en el momento en que lee, es decir en el presente para el lector; pero para un autor que está escribiendo algo que nadie, salvo él, ha leído todavía, el lector siempre es futuro lector. O no. Es un asunto un bastante lioso y me pierdo. Una cosa sí me parece cierta: Un autor siempre escribe para alguien más que él, aunque el autor lo niegue.

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  2. El lector virtual y el real. Para liar más el tema.

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  3. Dandimite!9/1/22, 17:28

    Antes que cuestionarme la dimensión espacio temporal de la relación que se establece entre el escritor y el lector considero conveniente señalar que el autor parece estar experimentando con la escritura automática tan del gusto de los Surrealistas. El fraseo emana directamente del inconsciente personal y tras la lectura del texto sólo nos queda concluir con Breton que la literatura es uno de los más tristes caminos que lleva a todas partes. Deliciosa por otro lado la portada del libro con Poe? emparedado en un macabro giro del destino como Fortunato en su cuento "el barril de amontillado".

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  4. El delicioso motivo de la portada es del pintor asturiano José Paredes.

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