Lecturas



Tras una efímera aparición en 1917 la revista Lecturas se relanzó cuatro años más tarde como suplemento de El Hogar y la Moda, que editaba en Barcelona la empresa editorial Hymsa. Tras el paréntesis de la Guerra Civil, la revista reapareció en 1941 con periodicidad mensual, manteniendo su sello original como magazine de novelas y cuentos. Habría que esperar a los años sesenta para que Lecturas se transformara en el popular semanario de la llamada prensa rosa o del corazón que es hoy en día.

Pero en los años cuarenta y cincuenta todavía conservaba en esencia su carácter literario. Por ejemplo, el ejemplar nº 268, correspondiente a febrero de 1947, no deja lugar a dudas al respecto. Su contenido incluye: Una novela larga completa ("Elisabeth vuela conmigo") de Walter Ackermann); un relato biográfico ("La novela maravillosa de Bianca Capello") de Eduardo Aunós; una novela corta ("La calma turbada") de Wenceslao Fernández Flórez; una poesía ("Dos nidos") de Gabriel y Galán; y tres cuentos inéditos: "El beso" de Lajos Zilahy, "La mano de Dios" de Louis Bromfield y "El ladrón de fluido vital" de Carlos Buigas. Las ilustraciones corren a cargo de Riera Rojas (a quien se debe también la portada), Lozano Olivares, Sainz de Morales y P. Clapera, entre otros. Además, la habitual sección "Cine-novela" presenta la novelización de la película Casablanca (Michael Curtiz, 1942).               

El número se completa con otras secciones fijas: "Página de humor", por Muntañola; "De la vida literaria", con novedades editoriales; y "Páginas de cine", a cargo de Antonio Losada. Sin contar los chistes y anuncios varios.

Todo ello en 75 páginas y al precio de cinco pesetas.  

Comentarios

(2)
  1. ¡Vaya! No tenía ni idea de esa interesante historia de la revista Lecturas. Pensé que el título se debía a su utilidad para entretenerse un rato leyendo cotilleos ilustrados con fotografías, en espera del turno en el dentista. Aquí se aprenden cosas.

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  2. Sí, a veces la trayectoria de las revistas dan sorpresas. Tal como era hoy no tendría futuro alguno.

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