Aparición del vampiro

Joan Perucho (1920-2003)


Suele acontecer apenas ha caído la noche. En la cripta de alguna vieja capilla abandonada, un extraño silencio se concentra entonces en un punto, se crispa con dureza bajo los arcos de las bóvedas. Hay en el centro, asegurado con tres candados, un gran sarcófago de cobre cubierto de finos dibujos ornamentales. Primero, cede sin peso y sin ruido el candado de la cebecera, luego caen los dos restantes. La cripta está llena de telarañas y de polvo, de tablas podridas, y en los rincones hay lamparillas de aceite abandonadas, restos de un mortuorio y acartonado terciopelo negro, algún quebrado jarrón de vidrio. Se oyen chirriar ligeramente los quicios del sarcófago y, en seguida, con suavidad y muy lentamente, comienza a levantarse la pesada tapa.

("Los vampiros", en Galería de espejos sin fondo, de Juan Perucho. Ediciones  Destino, Barcelona, 1963).

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