Panteón


Lo que más le cuesta a un escritor es restarle importancia a lo que hace, que no siempre se limita a ser lo que escribe. Avanza por el camino solitario de la literatura, y esto a veces lo atenaza y lo agobia. Pero ¿acaso no es el sentimiento natural de todo escritor que se precie de serlo? Hay que tener mucha fuerza de voluntad para seguir. Y asumir la incomprensión, el etiquetamiento, la desubicación. Asumir que los libros de uno no son más que gotas en el océano. Entonces se pregunta, como reacción a esa bocanada de realidad, si tiene sentido pensar que sus libros serían otra cosa que gotas en el océano. Se convence de que el único camino cierto es ser uno mismo, con todas las consecuencias, con todas. El escritor ha de salir del panteón de sus propios libros o si no el muerto será él.

(Adolfo García Ortega, Fantasmas del escritor, Galaxia Gutenberg, 2017).
  

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