El manantial del deseo

Ford Madox Ford (1873-1939)


Sobre el instinto sexual sé muy poco y no creo que signifique mucho en una pasión realmente grande. Puede despertarse por cosas tan insignificantes -un cordón desatado de un zapato, la mirada de unos ojos al pasar- , que creo mejor dejarlo fuera de nuestros cálculos. No quiero decir con todo esto que existan grandes pasiones sin el deseo de llegar a la consumación. Eso me parece que es un hecho sabido y que se trata por tanto de una cuestión que no es necesario comentar. Es una cosa, con todos sus accidentes, que hay que dar por sentado, como en una novela, o en una biografía, damos por sentado que los personajes toman sus comidas con cierta regularidad. Pero la verdadera fiebre del deseo, el verdadero fuego de una pasión largo tiempo mantenida y que termina por agotar el alma de un hombre, es el vehemente anhelo de identidad con la mujer que ama (...).
Porque, se diga lo que se quiera  sobre la relación entre los sexos, no hay hombre que ame a una mujer sin desear acudir a ella para renovar su arrojo, para acabar con sus dificultades. Y ése será el manantial del deseo que siente por ella. Todos tenemos mucho miedo, todos estamos muy solos, todos estamos muy necesitados de alguna confirmación exterior de que merecemos existir.

(Ford Madox Ford, El buen soldado. Traducción de Jose Luis López Muñoz. Edhasa, 2007)

Comentarios

(2)
  1. Bueno, esta entrada se merece un tono musical:

    https://youtu.be/0o_rGhcBgME

    Gracias Jorge.

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  2. Gracias a ti, por poner música a la cita.

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