El loro del rey Carlos I
El "loro del rey Cartlos I". Ilustración de The Log-Book of a Fisherman
and aZoologist (1875), de Frank Buckland
and aZoologist (1875), de Frank Buckland
A mediados del siglo XIX unos trabajadores que estaban haciendo unas reparaciones en el Castillo de Windsor, descubrieron en una de las viejas chimeneas en desuso un extraño esqueleto. Según la opinión del jefe de la servidumbre se trataría de los restos del loro favorito del rey Carlos I .
El esqueleto fue enviado para su estudio al médico y naturalista Francis T. Buckland, experto en animales raros y nondescripts, y que entonces residía en Windsor como ayudante de cirujano del Segundo Regimiento de los Life Guards.
Buckland lo examinó con detalle y no tardó en reconocer que se trataba de un fraude. Según su dictamen, el curioso objeto no era sino el esqueleto de un conejo, dispuesto en una actitud como de pájaro. El conejo había sido cortado en dos, y la carne arrancada de los huesos, y coloreada en un tono marrón para dar la apariencia de antigüedad. Tiempo después se enteró Buckland de que el falso loro había sido preparado por uno de los life-guards de su regimiento, que quería tenderle una trampa. Pero no era facil engañarlo.
Ay que ver, qué retorcida es la mente humana cuando se quiere... mira que convertir un conejo en un loro... estamos locos o que?
ResponderEliminarBromitas victorianas...
ResponderEliminarSeguro que los autores del transformismo conejil, estarían la mar de ufanos con la ocurrencia. Claro que no son los únicos que han intentado colar gato por liebre. Creo que algún científico ha hecho también de las suyas disfrazando huesos y experimentos, todo con tal de ganar notoriedad e influencia.
ResponderEliminarSí, hay más fraudes de estos, algunos muy conseguidos, otros no tanto. A ver si muestro alguno más.
ResponderEliminarEs espléndido y divertidísimo.
ResponderEliminarAhora los "fakes" son digitales, y no son tan divertidos.
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