Muerte azul
Arriba, el helicóptero azul derramó la muerte sobre el East River y el edificio rectangular de la ONU.
Una extraña y fría muerte azul, que nadie hasta entonces había conocido...
El chorro de luz azul, como helada, como el centelleo de un sol de invierno sobre un bloque de hielo polar, partió del helicóptero y se derramó sobre la explanada, entre las incontables banderas multicolores (...)
Esa misma luz azul alcanzó a algunos soldados, policías, agentes, curiosos e incluso miembros del personal de las Naciones Unidas.
Ocurrió algo extraño, increíble: ellos no fueron desintegrados, diluidos... Ellos, por el contrario, parecieron de repente transformarse en maniquíes, en formas rígidas, en seres humanos de madera o de piedra. Y, como estatuas auténticas, rodaron por el suelo, envaradas e incapaces de soportar el equilibrio.
Su piel se tornó gris azulada, como una enfermedad o un eczema asombroso. se quedaron quietas, igual que los restos humanos de Pompeya, tras sufrir el baño de lava del volcán. Igual que simples y helados fósiles inauditos, perdidos allí, en pleno Manhattan, entre un horror de gentes en fuga, de alaridos, de convulsión, de caos insólito.
(Curtis Garland, Antimateria. Colección Servicio Secreto, Editorial Bruguera, 1972)
Inquietante escena. Qué curioso que parezcan algunas escenas de miedo en estas novelas y parezcan aventuras divertidas. Al menos, a mi me lo parecen siempre.
ResponderEliminarGracias
Una escena impactante. Solo hay que imaginársela.
ResponderEliminarSaludos.
Lo del eczema asombroso me ha asombrado tanto que me ha salido un eczema. Ahora bien, lo de fósiles inauditos tiene un punto.
ResponderEliminarUno se imagina a Ed Wood rodando la escena.
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