Un poema de Muntañola
GRAN VÍA
Supe su nombre,
pero ahora que lo veo
acuclillado en la calle
igual de delgado y lacio, aún más triste,
no consigo recordar.
Huele a muerte y a gris y a destierro
en esa voz quiso
ser mujer de tan dulce.
También pasan los años lista
a los pequeños diablos, a las flores de un día,
a los animales bellos y perdidos.
Como un ratrojo, apenas arderá;
ceniza en asfalto,
su mirada
es cuenta
de un collar roto.
(Esther Muntañola, Flores que esperan el frío, Ediciones Trea, 2012)
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