Abrelatas
Ilustración de Camille Bryen (L'ouvre-boîte, 1952)
En la pasada Feria del Libro Antiguo de Oviedo, compré un ejemplar del que son autores Jacques Audiberti y Camille Bryen. El título era L'ouvre-boîte, editado por Gallimard en 1952. Lo que más me llamó la atención fue el subtítulo: Colloque abhumaniste.
Pues bien, una vez leído, sigo sin enterarme de qué cosa es el "abhumanismo". De hecho hacía tiempo que no me topaba con un libro del que no entiendes nada. Culpa mía, sin duda; pero cierto es que ni Audiberti ni Bryen se esfuerzan mucho por acalarar el asunto al lector llano. En el libro el escritor (Audiberti) conversa con el artista (Bryen), pero del diálogo no nace la luz, al menos para mí.
En el libro sale a relucir un aparato llamado "atomófono", el cual tiene "trescientos sesenta y cinco hilos que se enroscan y desenroscan a una velocidad igual al desarrollo de la luz silábica, refractada por un pensamiento acelerado, pudiendo alcanzar hasta el coloquio". Otro procedimiento experimental que también hace su aparición es el "synego", del Dr. Grandniais, un aparato que por un extremo se introduce una imagen gráfica (dibujo o foto) de un individuo dado, humano, mineral, animal o incluso una ficha signalética; y por el otro extremo se introduce la imagen o foto de un segundo individuo. El synego "permite a las dos efigies resonar la una sobre la otra en vibraciones simultáneas".
Y bien, ¿qué es el "abhumanismo"?. Pues es "el mundo sin el hombre. Sin el hombre que conocemos (...) El mundo tal cual era al principio, antes de ser compartimentado, clasificado, humanizado".
Interesantísima adquisición, Jorge. Lástima no haberla encontrado yo antes que tú. Por lo que cuentas, me recuerda al imprescindible "Locus solus", de Raymond Roussel, donde el excéntrico Cantarell nos entretiene a todos con sus ocurrentes inventos. Cuando la literatura es un "jardín" todos nos ponemos...
ResponderEliminarFernando Fonseca
Como sé que te interesa el teatro, te diré que Audiberti está considerado uno de los cultivadores del teatro del absurdo.
ResponderEliminarSaludos.
Recientemente ha llegado a mis manos El Psicógrafo (1889) del periodista Antonio Sánchez Ramos. El protagonista se suicida y deja un busto que a determinadas horas y días contará la historia del personaje ante una reunión de sus amigos. ¡La de libros y escritores que uno se va encontrando, que con una pizca más de atrevimiento y fantasía podrían haber sido magníficos libros de aventuras! David M.V.
ResponderEliminarEstá todavía por escribir la historia de estos "raros" de la literatura, sobre todo en nuestro país.
ResponderEliminarSaludos.