Un poema de De Andreis


CORONACIÓN DEL ÚLTIMO EMPERADOR DE BIZANCIO


El 6 de enero de 1449 en la Iglesia Metropolitana de Mistra, en Morea, Constantino Dragasés Paleólogo fue coronado emperador mientras Bizancio, asediada por el ejército turco, estaba a punto de sucumbir. Constantino cayó defendiendo la capital el día en que el enemigo esntraba en ella.

En el atrio inundado de mañana,
meláncólico adiós a las laderas,
al cambio sosegado de las mieses.
El cauce del Eurotas
oscuro brilla y corre en la llanura
de Esparta, el aire límpido
de la cumbre nevada se detiene
por la pendiente, sobre los palacios,
sobre almenas y cúpulas y torres.

Acongojado entrar
en el destino osado,
cruzando firmemente
un triste umbral hundido.
En la dorada iglesia, estéril fasto,
oropeles y sedas encendidas,
metales sin valor, opacas piedras,
vana pompa marchita del imperio.

El grave salmodiar tiene un lamento
de irremediable pérdida.
Una vida se ofrenda en holocausto
por Bizancio, la hermosa,
del Señor la elegida, la perenne,
la que guardó la llama,
a la belleza dio clara acogida,
y al pensamiento helénico refugio.

Hay un lúgubre frío en la corona,
mas no de ofrenda inútil, malograda.
Una franja de sol de Epifanía
reluce sobre el oro
con la última sonrisa de Morea.

(Ester de Andreis, Pastor en Morea, Ínsula, Madrid, 1961)

Comentarios

(2)
  1. Un hermoso poema sobre una tragedia histórica casi olvidada.

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  2. Cierto, y un poema que, en cierto modo, evoca un clima kavafiano.

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