Premio
En cuanto me enteré de que para el premio "Príncipe de Asturias" de las Letras se barajaban los nombres de Ana María Matute y Amin Maalouf, supe que a la escritora catalana no le iban dar el premio. Acerté. Se lo han dado a Maalouf. Con ello no quiero decir que no lo merezca. Constato, simplemente, que entra de lleno en la línea seguida por estos premios en los últimos años: la de galardonar a autores extranjeros de renombre y con proyección internacional.
Me imagino que nadie en el jurado dudaba de la calidad literaria de Matute, incluso se dice que estaba muy bien "posicionada" al principio de las deliberaciones; pero al parecer, según leo en La Nueva España, bastó que entre el jurado circulara el rumor de que la barcelonesa era candidata al próximo premio Cervantes, para que su opción se disolviese como un azucarillo. Puede que sea cierto pero no me encaja, ya que si algo caracteriza a los premios "Príncipe de Asturias" es su capacidad de anticipación. Suelen apostar por personas que luego reciben otros galardones importantes, como por ejemplo el Nobel. En este caso adelantarse al Cervantes hubiese sido un puntazo, pero a lo mejor consideraron que tampoco era cosa de pasarse.
No deja de ser curioso lo que se dice en el acta del jurado. A Maalouf se le premia, entre tras cosas, porque "traza una línea propia hacia la tolerancia y la reconciliación, un puente que ahonda en las raíces comunes de los pueblos y las culturas". Son unas bonitas palabras, pero parecen más propias del acta del premio de la Concordia que de las Letras. Claro que si tenemos en cuenta que hace unos años le dieron el premio de la Concordia a la escritora J. K. Rowling, la cosa se entiende mejor.
Me imagino que nadie en el jurado dudaba de la calidad literaria de Matute, incluso se dice que estaba muy bien "posicionada" al principio de las deliberaciones; pero al parecer, según leo en La Nueva España, bastó que entre el jurado circulara el rumor de que la barcelonesa era candidata al próximo premio Cervantes, para que su opción se disolviese como un azucarillo. Puede que sea cierto pero no me encaja, ya que si algo caracteriza a los premios "Príncipe de Asturias" es su capacidad de anticipación. Suelen apostar por personas que luego reciben otros galardones importantes, como por ejemplo el Nobel. En este caso adelantarse al Cervantes hubiese sido un puntazo, pero a lo mejor consideraron que tampoco era cosa de pasarse.
No deja de ser curioso lo que se dice en el acta del jurado. A Maalouf se le premia, entre tras cosas, porque "traza una línea propia hacia la tolerancia y la reconciliación, un puente que ahonda en las raíces comunes de los pueblos y las culturas". Son unas bonitas palabras, pero parecen más propias del acta del premio de la Concordia que de las Letras. Claro que si tenemos en cuenta que hace unos años le dieron el premio de la Concordia a la escritora J. K. Rowling, la cosa se entiende mejor.
A mi me gustaría que alguien de dentro del premio me explicara el giro que se tomó en su día hacia autores internacionales, fuera del contexto de nuestra propia lengua. En efecto parece –según se comprueba una vez más-, el hecho de que exista el premio Cervantes invalida para el mismo a todos los autores hispanoamericanos. Y no hay que olvidar tampoco el injustísimo criterio del premio Cervantes, llevándolo alternativamente de una orilla a otra del Atlántico, haciendo soberana a la literatura de nuestro país frente al resto de millones de hispano hablantes. Tampoco se dan cuenta que el hecho de negar la presencia de escritores en español es algo así como afirmar que quienes lo obtuvieron en sus primeros años eran autores menores, que bajo las condiciones actuales nunca se lo hubieran merecido. También es extraña esa querencia por anticipar un Nobel, lo que tampoco garantiza que se premie buena literatura. Aunque no le he leído al premio actual, quiero destacar el gran acierto del año pasado con Kadaré. Recomiendo la vertiente kafkiana de sus escritos, como El Palacio de los Sueños y El Nicho de la Verguenza. Son dos obras maestras. David.M.V.
ResponderEliminarLo que huele mal es la deriva de compensación política. No se me ocurre otra manera de decirlo. Kadaré es un gran autor pero la independencia de Kosovo y el vendaval diplomático posterior soplaron a su favor. Aquí en el frenopático todos sabemos , del director al celador pasando por todos los residentes, que se lo dieron a Paul Auster , ese charlatán tan simpático, porque es el novelista favorito de la muerte de Letizia Nosécuantos, una asturiana muy famosa que ha hecho carrera en Madrid ( tiene un chalé y un marido muy alto y medio guiri )y así no se vale.Parece un reparto de cardenalatos o estancos.
ResponderEliminarLo que parece claro es que los premios P´rincipe de Asturias son cada vez más "políticamente correctos", y que el factor mediático juega una baza importante. Y de eso tampoco se libran otros premios, como el Cervantes, con su "paeridad" entre ambas orillas del Atklántico.
ResponderEliminarEl factor mediático ya lo es todo en ese premio. Hoy en día sería imposible que se lo dieran a un Pablo García Baena. Se lo dan a Paul Auster o a Woody Allen para premiarse a sí mismos.
ResponderEliminarPor lo demás, ya ciñéndome a Kadaré, añado otra recomendación: "El cortejo nupcial helado en la nieve".
Un abrazo.
En efecto: Yo te premio, nosotros nos premiamos y todos contentos... Y de vez en cuando, aciertan.
ResponderEliminarUn abrazo.