Jovellanos: sobre literatura
El pasado miércoles se presentó en el salón de recepciones de la Casa Consistorial de Gijón, los Escritos sobre literatura, Tomo XII de las "Obras Completas" de Gaspar Melchor de Jovellanos, proyecto editorial que lleva a cabo el Instituto Feijoo del Siglo XVIII, bajo el patrocinio del ayuntamiento gijonés y en colaboración con KRK Ediciones. Joaquín Álvarez Barrientos, que presentó el libro, destacó el trabajo serio, minucioso y abnegado de Elena de Lorenzo, a cuyo cargo ha corrido la edición crítica, estudio preliminar y notas del citado tomo.
En el libro se incluyen las censuras que Jovellanos llevó a cabo a lo largo de diez años !780-1790), como miembro de la Real Academia de la Historia; así como informes, memorias, juicios y apuntes varios sobre temas literarios. Se incluye la "Memoria sobre las diversiones públicas"; pero también otros escritos muy poco conocidos o inéditos, como una "Memoria sobre la metáfora", apuntamientos biográficos y anecdóticos, juicios sobre certámenes, notas tomadas de Hume, Cicerón o Addison, un ensayo sobre la lengua y literatura provenzal, etc.. En todos estos escritos se aprecia no solo un gran conocimiento de la materia sino una visión global y coherente de lo que, según los valores ilustrados del polígrafo asturiano, debería ser la política cultural del país.
Una vez más, leyendo estos textos aparentemente menores nos damos cuenta del soberbio manejo de la prosa por parte de Jovellanos, cualquiera que sea el registro lingüístico empleado. Véase, a modo de mínimo ejemplo, estas líneas extraídas de "Enfermedad y muerte del rey Carlos III y primeros días del reinado de Carlos IV", donde la economía de medios no significa ausencia de detalles:
En este día se sintió muy fatigado en la caza y, penetrado del frío, volvió a palacio y se puso en cama. Despachó, jugó, cenó, pero aunque disimulaba mucho sufría también en proporción. No queriendo publicar su mal, estuvo toda la noche, que fue mala, con solo (Almerico) Pini, haciéndose untar el lado con unto de venado, caliente a su chimenea y, por no buscar otro auxilio, pidió bayetas que cubrían las jaulas de los papagayos del cuarto y con ellos se cubrió el costado donde sentía un gran dolor."
"pidió bayetas que cubrían las jaulas de los papagayos del cuarto y con ellos se cubrió el costado donde sentía un gran dolor. "
ResponderEliminarNos ha dejado hipnotizados.
Toda la vida en una jaula y acabó rodeado de pájaros.
Y qué pajaros. Entre ellos los tres médicos que lo asistieron en sus últimos momentos y que no sabían muy bien de lo que iba el asunto. Uno (el "badulaque" -Jovino dixit- Masdevall) dijo que tenía "fiebre pútrida" y que debía curarse con su "sanalotodo" (con el que se hizo rico), otro (Martínez Sobral) se inclinaba a que S.M. tenía una "pleuresía notha o spuria". Y el tercero se allegó a lo que decía Sobral. Total, que como dice Jovellanos, "unos por otros se mantuvieron en la inacción y nada, nada se hizo."
ResponderEliminarSaludos