Pure noir (IV)

"-Las personas no son más que las pústulas de un mundo corrupto -continuó Hawkins-. Los criminales más fuertes, quiero decir, los enemigos más grandes del bienestar, de la paz y la felicidad del hombre, no han visto nunca una prisión, ni de lejos, y los que están muertos, son los que tienen los panteones más altos, encima. Hombres normales con inclinaciones monstruosas. ¡Señor! Todavía no entiendo cómo esta gente no hiede, con un cerebro tan podrido como tienen. Y ruego me dispense, señora."


(Edward Anderson, Ladrones como nosotros, 1937).