Bailando con desconocidos (microrrelato)
Los dos se conocieron en una discoteca. A ella le fascinó su mirada penetrante y la forma elegante de moverse en la pista. Él, por su parte, se dio cuenta enseguida de que sería su chica aquella noche.
Bailaron un poco y luego se fueron. Ella le propuso ir a su casa.
En el ascensor empezaron a besarse. Ya dentro de la casa, al pasar por delante del espejo del recibidor, la mujer vio una sola imagen reflejada: la suya. Entonces él preguntó: “¿Crees en los vampiros?”. “No”, contestó ella. “Pues yo tampoco”, y hundió sus afilados dientes en la blanda carne de su cuello.
Bailaron un poco y luego se fueron. Ella le propuso ir a su casa.
En el ascensor empezaron a besarse. Ya dentro de la casa, al pasar por delante del espejo del recibidor, la mujer vio una sola imagen reflejada: la suya. Entonces él preguntó: “¿Crees en los vampiros?”. “No”, contestó ella. “Pues yo tampoco”, y hundió sus afilados dientes en la blanda carne de su cuello.
Y hay gente que se mira en el espejo y ve a las veinte personas que es.
ResponderEliminarHay gente que es de una manera por la mañana y de otra por la tarde.
Hay gente que es diferente los fines de semana.
Hay gente muy voluble.