Lectura de Harold Nicolson (I)
Leo en Diaries and Letters 1945-1962 (1968), de Harold Nicolson, la siguiente entrada del diario correspondiente al 21 de noviembre de 1946:
"Soy consciente de que mis facultades físicas están decayendo. Me estoy volviendo ligeramente sordo. Intelectualmente no observo decadencia: puedo escribir con la misma facilidad, lo que tal vez es un defecto. No he notado que mi curiosidad, mis intereses o mi capacidad de disfrute y entretenimiento hayan menguado. Lo triste de llegar a los sesenta es que uno pierde todo sentido de la aventura (...) En literatura, la explicación es simple: aunque trabaje duro, no soy lo suficiente inteligente para escribir mejor de lo que lo hago."
No es necesario compartir en su totalidad el diagnóstico de Nicolson, pero lo cierto es que estas palabras se entienden mucho mejor cuando uno acaba de cumplir precisamente los sesenta años.
"Soy consciente de que mis facultades físicas están decayendo. Me estoy volviendo ligeramente sordo. Intelectualmente no observo decadencia: puedo escribir con la misma facilidad, lo que tal vez es un defecto. No he notado que mi curiosidad, mis intereses o mi capacidad de disfrute y entretenimiento hayan menguado. Lo triste de llegar a los sesenta es que uno pierde todo sentido de la aventura (...) En literatura, la explicación es simple: aunque trabaje duro, no soy lo suficiente inteligente para escribir mejor de lo que lo hago."
No es necesario compartir en su totalidad el diagnóstico de Nicolson, pero lo cierto es que estas palabras se entienden mucho mejor cuando uno acaba de cumplir precisamente los sesenta años.
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