Éxito y fracaso


 

Sobrellevar con elegancia, discreción y relativismo el éxito literario es labor más que esforzada que soportar el fracaso. ¿Y cómo lidiar con los pesados (que se sienten traicioneramente livianos) laureles del triunfo precoz? Un gran escritor puede ser un gran tonto cuando aún no ha cumplido los treinta y le llueven las loas y el dinero a este lado del paraíso, conformando el peligroso laberinto de la fama, del que a duras penas se evadirá demasiado tarde para encontrarse a la salida, a pesar de Gatsby, perdido en las tramoyas de Hollywood. Entre nosotros la maldición del éxito temprano ha perturbando a unos cuantos, cuyo talento, por otro lado, quedaba por debajo del inmenso de Scott Fitzgerald pero, sin comparar, el ejemplo sirve (...) La vanidad maltrecha de quien, tras un sonado triunfo sufre un oscuro fracaso, lleva a preguntarse como Bernard Shaw después del primer coito, "¿y esto era todo?", que en el ámbito literario equivaldría a ¿valían la pena aquellos alborozos para caer en esta amargura?

(José María Conget, Egocentrismos. Editorial Renacimiento, 2025).   

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