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Lecturas tardías

 

Podríamos pensar que las obras que un artista realiza en la última etapa de su vida deberían significar más para nosotros a medida que envejecemos. No parece nada malo que comenzara a escuchar en serio los últimos cuartetos de Beethoven cuando tenía más o menos la edad que él cuando los compuso. Aunque están y estarán siempre más allá de mi comprensión musical, estaba preparado para oírlos de otra manera. A los veinticinco años ni siquiera intenté leer Las alas de la paloma o Los embajadores; deliberadamente dejé al James tardío -por no hablar de lo que un erudito llama "el tardío tardío James"- para más tarde, y ahora es demasiado tarde (...).

¿Cual es la proporción de libros que parecían inexpugnables cuando eras joven pero que se vuelven imposibles más tarde? De uno a cinco, sospecho. ¿Qué hay de los libros en los que un retraso de muchos años mejoró mi capacidad de reacción? Recuerdo una espera de cuatro años entre intentar leer a Joseph Brodsky por primera vez y enamorarme por completo de él, pero eso fue entre los veinticuatro y veintiocho años, un período de tiempo que ahora parece insignificante, parte de la misma fase lectora.

(Geoff Dyer, Los últimos días de Roger Federer y otros finales. Traducción de Damià Alou. Random House, 2023)

Comentarios

  1. La primera frase de la cita es razonable (cabe que al envejecer nos interesen más las obras tardías de un artista). Pero la frase comienza de tal forma que desde el principio advertimos que se cuestiona lo que se afirma ("Podríamos pensar que...") y enseguida vemos los ejemplos de casos en que postergar el acceso a esas obras significa perderlas.
    Todo lo que se ha escrito, esculpido, pintado, dibujado, compuesto, creado o apañado de alguna forma es patrimonio de la humanidad (si no se ha destruido, si queda algo). Cualquiera de esas cosas puede significar algo para cualquiera de nosotros.
    Pero la vida no nos alcanza más que para observar una parte infinitesimal de todo cuanto podríamos conocer. Tiendo a creer que da lo mismo si nos perdemos o no las obras tardías de tal o cual autor. Lo que no va en llantos va en suspiros. La manta es pequeña y si nos tapamos el cuello quedarán destapados los pies.

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  2. Jorge Ordaz23/11/23, 22:36

    En efecto, Sal, casi todo se nos escapa. Nuestro tiempo es muy limitado.

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  3. Drella's songs23/11/23, 23:53

    El aserto con que se abre el extracto me parece un tanto desafortunado; pero legítimo, ya que Dyer expresa un punto de vista plausible que sin embargo no llega a desarrollar en su totalidad salvo cuando se refiere a los cuartetos de Beethoven apuntando que estaba "preparado" para escucharlos de otra manera. En mi opinión, el grado y forma en que me veo afectado, conmocionado o impactado por una determinada obra de arte no depende necesariamente de la existencia de un "equipamiento" previo ni, por supuesto de que se dé una concordancia con la edad del autor. Para Arthur C. Danto, el arte es casi paradigmáticamente impredecible, la encarnación misma de la creatividad y libertad humanas. No nos esforcemos tanto en elaborar teorias acerca de la "naturaleza del arte" como Kosuth o conocer "científicamente" lo que es el arte como Hegel.
    Seamos arte.

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    Respuestas
    1. Jorge Ordaz24/11/23, 1:22

      De la lectura de un breve fragmento de lo que dice Dyer en su libro no se pueden hacer generalizaciones, pero sí inteligentes sugerencias como las vuestras.

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