La biblioteca del gólem


Un hombretón grotesco con rasgos biliosos y gruesas manazas llevaba a Soriano al hombro como un fardo de hierba o una serrana raptada por un labriego. Soriano braceaba, pataleaba, chillaba, se resistía, trataba de escurrirse entre aquellas manos de barro marrón. Pero el gólem inclemente y algo bobo, con sus piernas pesadas y su cuerpo grumoso, se lo llevaba encaminándose hacia un edificio lleno de libros, esferas y espejos, con a torre desde la que se podían contemplar los astros. Soriano sabía muy bien que aquel edificio pomposo era una biblioteca, una enorme biblioteca que atesoraba más de veinte mil volúmenes. La polla mojada en orujo, vamos, un lujo para cualquier bibliófilo o bibliófago, incluso para cualquier bibliótafo. 

(Jorge Salvador Galindo y Leticia Sánchez Ruiz, El trampolín de la muerte. Oficina de peligros, nº 2). Eolas ediciones,  2022).   

Comentarios

(4)
  1. Un buen lugar para pasar la tarde de domingo

    ResponderEliminar
  2. ¿Llevar a alguien a la biblioteca a la fuerza? Es una medida desesperada, pero no me parece tan mal.

    ResponderEliminar
  3. Jorge Ordaz30/10/23, 0:13

    Cosas peores se han visto.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario