Permanencia de los clásicos

 


Las grandes obras literarias o filosóficas no deberían leerse para aprobar un examen, sino ante todo por el placer que producen en sí mismas y para tratar de entendernos y entender el mundo que nos rodea. En las páginas de los clásicos, aún a siglos de distancia, todavía es posible sentir el latido de la vida en sus formas más diversas. La primera tarea de un buen profesor debería ser reconducir la escuela y la universidad a su función esencial: no la de producir hornadas de diplomados y graduados, sino la de formar ciudadanos libres, cultos, capaces de razonar de manera crítica y autónoma.

(Nuccio Ordine, Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal. Traducción de Jordi Bayod, Acantilado, 2017).

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