El potro fogoso de la pasión


 

Bárbara se acercó ondulante.

Y sus mórbidos brazos desnudos enlazaron el robusto cuerpo de Burt.

Los ojos negros, apenas velados por las sedosas pestañas curvadas, prometían amor.

-Para siempre, Burt... -musitó vehemente.

El sugerente perfume francés envolvía a Burt en cálidos eflujos que tejían una red sutil.

Y él, que conocía todos los recursos de aquella redomada coqueta, no supo ahora eludir el beso.  

Estaba enardecido por la tensión reciente.

¡Pero no podía claudicar!

Por eso la soltó lentamente, domeñando el potro fogoso de la pasión.

 

(Ernie Parker, La muerte llega a Dodge City. Bruguera, 1974).  

Comentarios

(6)
  1. Este Burt es tonto, pero tonto...
    "Redomada coqueta": ¡deliciosa expresión, a fe mía!

    ResponderEliminar
  2. Lo de "redomada coqueta" es puro lenguaje "camp". Me suena a película de los años cuerenta, de Diana Durbin, por ejemplo.

    ResponderEliminar
  3. Es una delicia leer algo tan fuera de juego hoy en día, y Burt era un hombre que sabía domeñar la pasión, un tipo simpático a la par que cabal.

    ResponderEliminar
  4. Me imagino al tal "Ernie Parker" como uno de estos obreros de la escritura, trabajadores a destajo, mal pagados, que saben que sus obras no van a tener aprecio literario, y aun así nos sorprenden de vez en cuando con chispazos que por alguna razón llaman la atención.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. He encontrado algo sobre Ernie Parker. Era Ernesto Pérez Más.
      https://www.anabad.org/wp-content/uploads/2012/03/bibliografiasnovelaintriga.pdf

      Eliminar
  5. Internet hace posible estas búsquedas que antes eran impensables. Gracias, Sal. A su salud, don Ernesto.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario