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La duquesa, el francés y el orangután

En 1798 el rey Carlos IV decide nombrar a Pedro Alcántara Téllez-Girón, IX duque de Osuna,  embajador de España en Austria. Tras meses de preparativos, el duque parte de Madrid el 26 de enero de 1799 con su esposa, María Josefa Alonso Pimentel, XII condesa-duquesa de Benavente, y su numeroso séquito. El paso por Francia resulta azaroso, cuando no arriesgado, debido a la situación anárquica que vive el país vecino en aquellos días. En París se hospedan en el palacio de los duques del Infantado, en la calle de Florentin. Allí residirán casi un año, a la espera de poder proseguir el viaje hasta Viena. Pero ante las complicaciones de su misión y la cada vez más escasas posibilidades de llegar a su destino, el duque pide regresar a España. Tras recorrer los mismos malos caminos y malas posadas que en la ida, llegan a Madrid el 7 de enero de 1800.




Entre las numerosas personas que los duques de Osuna tuvieron la oportunidad de tratar en aquel París bullicioso y abigarrado del Directorio, destaca la figura del "vieux Paladin Charles Pougens", cuya amistad con María Josefa Pimentel se mantendrá a través de los años en una continuada correspondencia. A sus cuarenta y cinco años Pougens era un completo homme de lettres -autor, editor, impresor, lexicógrafo, traductor...- formado con los enciclopedistas. Siendo joven se quedó ciego. Escribió mucho y sobre materias muy diversas. Una de sus obras más excéntricas es el Traité curieux sur les cataclysmes ou déluges, les revolutions du globe, le principe sexuel et la géneration des minéraux (1791).



En La Condesa-Duquesa de Benavente. Una vida en unas cartas (1955) su autora, la condesa de Yebes, dice: "Charles Pougens hace de la Condesa-Duquesa su confidente; le escribe sus fastidios o satisfacciones, al mismo tiempo que la tiene al corriente de los hechos interesantes acaecidos en París. Ella le atiende complacida, como puede apreciarse por las minutas de sus contestaciones: Lo alienta cuando hace falta, recaba su consejo en materia literaria, desliza hábilmente toques de adulación y le hace trabajar de lo lindo con sus numerosos encargos."  
El febrero de 1801 el "Paladin" escribe: "Votre honorable lettre du 28 janvier m'a penetré d'une vive et éternelle reconnaissance; je la garderai toute ma vie et lorsque j'éprouverai quelque nouvelle traverse je la relirai, j'oublierai alors mes peines et je me dirai à moi même avec orgueil et sensibilité: j'ai inspiré quelque estime a Madame la Duchesse d'Ossuna..." ("Orgullo y sensibilidad", parece un título de Jane Austen). Seguirán muchas más cartas, en las que, al decir de la condesa de Yebes, hubo mucho de ternura y de sensibilité, pero también un algo de retórica. Nunca volvieron a verse.  
En 1825 Pougens le transmite a la duquesa la repercusión que está teniendo en la sociedad parisina su Jocko, anecdote détaché des lettres inédites sur l'instinct des animaux, un cuento filosófico inspirado en el "buen salvaje" de Rosseau que trata de un orangután de Ceilán obligado a robar unas piedras preciosas en beneficio de un hombre codicioso y sin escrúpulos. Al final, el malvado regresa rico a su país y el pobre orangután muere. La versión teatral de esta obra, debida a Edmond Rochefort, tuvo enorme éxito y fue representada en varios países. En Madrid se estrenó en el Teatro de la Cruz en octubre de 1831. ¿Asistitía a la función la duquesa? No lo sabemos. A sus casi ochenta años ya no hacía la vida social que solía.


La última carta de Pougens a su amiga es de octubre de 1833. La muerte le acechaba (murió a finales de año), mas él sigue pendiente de la salud de la duquesa: "Juissez-vous d'une bonne santé? Votre repos n'est-il point troblé?... Ah!, c'est aujourd'hui que je sens combien, je vous suis vivement, religieusement devoué, oui jusqu'à mon dernier soupir". Como escribe la condesa de Yebes en su biografía: "Hasta el último suspiro pensó en la amiga lejana. Y en esto no hubo retórica". Un año después moriría en su palacio de Madrid, rodeada de su familia, María Josefa Pimentel, su chère Duchesse.


P.S. Este blog se toma un descanso hasta mediados de agosto, covid mediante. Gracias por seguirlo y buen verano.      


              
             

Comentarios

  1. Preciosa historia, Jorge, como una flor entre las páginas de un libro muy viejo. Para que aguardemos golosos el regreso de Obiter dicta. Muy felices vacaciones.

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  2. Gracias, Jesús, e igualmente buenas vacaciones.

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