Ir al contenido principal

El Taal

Estos días están saliendo en los medios de comunicación espectaculares imágenes de la erupción del volcán Taal en Filipinas. El Taal es un estratovolcán activo que se sitúa dentro del lago del mismo nombre (antiguamente llamado Bombón), en la provinvia de Batangas, isla de Luzón.


Erupción del volcán de Taal (enero de 2020)

El Taal es uno de los volcanes más potencialmente mortíferos de Filipinas. Sus erupciones a lo largo de la historia reciente (a partir del siglo XVI) no son muy numerosas (alrededor de una treintena), pero su fuerza destructiva ha sido en ocasiones devastadora, con pueblos enteros asolados y miles de víctimas mortales. Entre las más violentas se cuentan las de 1754 (relatada por el agustino P. Bencuchillo), 1911 y 1965. Las erupciones suelen ser de tipo freatomagmático, con eyección de cenizas y clastos.

En el Taal (noviembre de1998)

En 1998, durante mi estancia en Filipinas, tuve la oportunidad de hacer una excursión a dicho volcán, entonces aparentemente "dormido", acompañado de un guía local. El cráter era un lago de aguas gris azuladas extremadamente tóxicas. En sus laderas, formadas por acumulaciones de tefra, se observaban pequeñas fumarolas humeantes. El aire olía a azufre y el silencio era absoluto, casi ominoso.

Cráter del volcán Taal (noviembre de 1998)

Me fijé que por encima de las aguas del cráter asomaba un peñasco volcánico. Era una isla dentro de un lago en una isla dentro de un lago en una isla en el mar.
Como curiosidad mencionaré que Francisco Mas y Otzet, abogado que desempeñó cargos administrativos en la entonces colonia española, publicó un poema titulado El volcán de Taal (Madrid, 1885), del que entresaco estos versos:

De lo grandioso que vieron
Nadie da idea bastante;
Pues de aquel lago humeante
Niebla, orillas, olas, tinte,
Ni pintor hay que lo pinte 
Ni poeta que lo cante.




Comentarios

Entradas populares

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de