Abierta a los azules caminos del mundo



En inmenso perímetro se desparrama la ciudad de Barcelona, y resbala dulcemente hasta el mar por las faldas del Tibidabo y de Montjuich. Pocas ciudades pueden considererase tan naturalmente brotadas del paisaje, de la tierra madre, como una lógica floración geográfica como Barcelona. De aquí, acaso, su firmeza y solidez, lo ahincada que está en el suelo: su realismo y su apego a las formas y modos atávicos, su afición a la dulzura de vivir, al lujo, al arte, a la perfecta ordenación de las cosas. De aquí, también, su tesón en el trabajo (...).
La ciudad, opulenta de riquezas, surge de una naturaelza especialmente próvida. Está resguardada por un anfiteatro de montañas y queda abierta al mar y a los azules caminos del mundo. La parte antigua y más densa se concentra junto al puerto, artificial -¡todo es esfuerzo!-, el más concurrido y de más tráfico de España y el segundo del Mediterráneo. Además, orientada al mediodía, Barcelona es templada por un aire clemente y alumbrada por una luz que embellece cuanto toca.
Barcelona es una de las capitales más hermosas de Europa, y con todo aquello "que de una grande, famosa, rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo", al decir de Cervantes.

(F. Ferrari Billoch, Cataluña. Temas Españoles, nº 52, Madrid, 1953). 

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