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Mostrando entradas de julio, 2018

Pamela Frankau

Pamela Frankau (1908-1967) Pamela Frankau fue una prolífica escritora inglesa que gozó de gran reputación entre los años treinta y cincuenta, para luego ir cayendo en el olvido, como otros autoras notables de su época, por ejemplo Clemence Dane o Storm Jameson. Pertenecía a una dinastía de escritores de origen judío: su abuela, su padre, su hermana y su tío lo fueron. Tras la muerte de su amante, el poeta Humbert Wolfe, se convirtió al catolicismo. Se volvió a casar, se divorció y pasó los últimos años de su vida en compañía de la productora teatral Margaret Webster. De las más de veinte novelas que escribió, con un estilo accesible y elegante, tan solo un par de ellas han sido traducidas al castellano, y de esto hace ya más de cincuenta años: La cabaña de los sauces (AHR, 1953) y A través del bosque (Plaza y Janés, 1961). A finales de la década de los ochenta su nombre volvió a ponerse en circulación en los medios anglosajones gracias a la reedición de algunas de sus obras por

Número diabólico (y no es el 666)

Carlos Edmundo de Ory (1923-2010) He aquí el número diabólico: 142.857. Consiste en lo siguiente: multiplicado por 2 y por 3 las mismas cifras se producen en los dos productos. Veamos:                                                             x 2 = 285.714                                                             x 3 = 428.571 Multiplicado por 4, 5, 6 se obtendrán siempre las mismas cifras y siempre en el mismo orden. Sólo cambia la cifra de partida. Existe una excepción multiplicado por 7. Veamos:                                         x 7 = 999.999 (seis veces la cifra nueve). Este número diabólico multiplicado por 8, nos da siete cifras en lugar de seis. Total: 1.142.856, es decir que, sumando la primera y la última cifra de este producto, obtendremos aún las seis cifras del número diabólico. Continuando las multiplicaciones por 9, 10, 11, 12 y 13 y sumando la primera y la última cifra del producto, viene de nuevo a nuestros ojos el número diabólico. Llegado a 14

Joyceana

Foto de grupo de la celebración en Casa Amparo (Oviedo) del pasado Bloomsday. De izquierda a derecha: Miguel Rojo, Helios Pandiella, Javier Lasheras, Fernando Fonseca, Virginia Gil Torrijos, Jorge Ordaz, Rosa Cordero, Juan Cueto Serrano, Natalia Valdés, Santiago García-Castañón y Ricardo Labra. Un día de 1918, en la Bahnhofstrasse de Zúrich, un hombre llamado Frank Budgen se encontró con un amigo, un hombre llamado James Joyce. Éste llevaba un abrigo marrón abotonado hasta la barbilla. Mientras entraban juntos en la cafetería Astoria, escribe Budgen: Le pregunté por el Ulises . ¿Estaba progresando? -He estado trabajando duramente en él todo el día -dijo Joyce. -¿Significa eso que ha escrito mucho? -pregunté yo. -Dos frases -dijo Joyce. Le miré de reojo pero no sonreía. Pensé en Flaubert. -¿Ha estado buscando el mot juste ? -le pregunté. -No -dijo él-. Las palabras ya las tengo. Lo que estoy buscando es su orden en la frase. Hay un orden apropiado. Creo que lo he encontrad