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Pequeños burgueses


Los pequeños burgueses no es una de las obras más conocidas de Balzac, ni de las las más valoradas (tal vez porque es inconclusa); pero sin duda es una de las más representativas de su Comedia humana, al menos por lo que atañe a los usos y costumbres de esa porción de la sociedad conocida como pequeña burguesía, a la que Balzac retrata con mano maestra en el París de hacia 1830. La ambición, la codicia, la avaricia, la hipocresía, la especulación y la incansable búsqueda del ascenso social por encima de todo, son temas recurrentes del autor que en esta novela alcanzan altas cotas de gran precisión y penetración pscológica.
El dinero, para los protagonistas de la novela -entre los que destaca este tartufo moderno que es Théodose de la Peyrade- lo es todo. El dinero manda y manda absolutamente. "La sociedad moderna -se dice- no puede tener otra base que la herencia". En Los pequeños burgueses no hay página en la que no se hable o se aluda al dinero, a las rentas o a las dotes. Las dos palabras más utilizadas, y en casi cada página varias veces, son "miles" y "francos". Todo gira alrededor de lo que se tiene o no se tiene y se anhela.
Balzac empezó a trabajar en dicha novela hacia 1843, pero tras sucesivos cambios y abandonos la obra quedó definitivamente interrumpida en los últimos años de la vida del escritor. En realidad, la trama y subtramas desplegadas por Balzac se habían complicado de tal manera que muy posiblemente ni el propio autor sabía cómo salir del embrollo, si es que le interesaba. Porque lo que quería decir ya lo había dicho magistralmente en las doscientas páginas que llevaba ya escritas. Finalmente, Los pequeños burgueses se publicó póstumamente en 1854 con un final postizo de Charles Rabou, sin que se hiciese mención de que el final no era de Balzac. Pero poco importaba, pues cual fuere la conclusión, sabemos que el dinero sigue y seguirá fluyendo. 

Comentarios

  1. Qué inmenso Balzac, esa obra , como el resto, por ejemplo El cura de Tours, refleja con una agudeza sin igual las corrientes salvajes que nos llevan al fracaso social y personal.

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  2. Me alegra coincidir contigo en la admiración hacia Balzac.

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