La bajada

Aurora de Albornoz (1926-1990)

Bajar una escalera es mucho más difícil que subirla. Al subir no experimentamos la sensación de vértigo; solo vemos delante, por encima de nuestras cabezas, lo que queremos alcanzar.
Pero bajarla es mucho más difícil.
Y, sin embargo, lo hacemos muchas veces. Yo no lo había pensado antes, pero me di cuenta de ello cuando al mirar hacia atrás vi muchas otras escaleras -unas anchas, otras estrechas- que descendían hasta nuestro piso. Algunas me parecieron conocidas.
La que ahora tenía delante era una bajada difícil. Al menos, me produjo esta sensación de desasosiego y querer hacer mezclados, que solo lo difícil produce.
Quería bajarla. Contra todo, contra todos. Yo estaba allí, en la parte alta; a mis espaldas, la gente que se quedaba en el piso: en el piso ancho, sólido, confortable; delante, la escalera.
Me parecía una escalera incómoda. Tenía miedo al vértigo. Los peldaños eran altos, desiguales. Y sin pasamano: sin muro alguno que los contuviera; que me contuviera.
Pero yo quería llegar allí. Con toda mi alma y con todo mi cuerpo deseaba llegar más allá de la escalera: a la pequeña ciudad de mármol blanco, en el otro lado del mar.

(Aurora de Albornoz, Por la primavera blanca (Fabulaciones), Ínsula, Madrid, 1962).

Comentarios

(4)
  1. Bajar es siempre más peligroso, hay que cuidar bien dónde poner los pies para no descalabrarse. Claro que yo me refiero a la montaña.

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  2. Un texto muy elegante, los detalles sencillos y cotidianos expresados de este modo me encantan. Al bajar las escaleras todavía tengo la costumbre de saltar algunos peldaños, la baranda es buena aliada para ello aunque no sea nada elegante.

    Gracias Jorge

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  3. Merecería ser Aurora de Albornoz más conocida y su libro de fabulaciones es delicioso.

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