Luz premonitoria


"En agosto en Mississippi hay unos cuantos días a mediados de mes en que súbitamente aparece una premonición del otoño, refresca, hay algo diáfano, una calidad luminosa, como si la luz no llegara solo de hoy, sino desde los remotos tiempos clásicos". Así se expresaba William Faulkner a finales de los años cincuenta. Asturias no es Mississippi, pero por estas mismas fechas se producen aquí también súbitos vislumbres otoñales, Este fue precisamente el momento que elegí para leer la novela de Faulkner Luz de Agosto (1932), y tengo que decir que esta vez, luces al margen, la disfruté muchísimo más que la primera vez que la leí, hace ya muchos años. Esta nueva dimensión no solo te la da la experiencia lectora, sino la experiencia de la vida. 
Luz de agosto es una potente, redonda y simbólica narración gótica sureña que posee todos los ingredientes y características literarias del mejor Faulkner. Es difícil, después de haberla leído, olvidarse de sus personajes, en especial de sus protagonistas, el atormentado "blanco negro" Joe Christmas y la inocente y grávida Lena Grove; pero igualmente de los secundarios, desde el desacreditado reverendo Gail Hightower hasta el viejo y fanático Euphues "Doc" Hines, profieriendo: "'Puterío y abominación! ¡Abominación y puterío!".
En España apareció primeramente en catalán en 1965, en traducción de Manuel de Pedrolo. En castellano fue publicada por Argos Vergara quince años más tarde, traducida por Enrique Sordo. Esta última versión, realmente notable, ha sido la utilizada en otras ediciones posteriores de la novela. El cántabro Enrique Sordo Lamadrid trabajó muchos años en la editorial Argos, fundada por Ignacio Agustí en Barcelona, donde coincidió, a mediados de los años sesenta, con el escritor asturiano José Antonio Mases, que trabajaba como corrector de textos. Enrique Sordo fue, además de traductor (del inglés, francés y catalán), poeta, crítico literario y autor de libros de viaje y gastronomía. Pero, por encima de todo, sigue siendo para mí uno de los mejores traductores de Faulkner al castellano.

Comentarios

(4)
  1. ¡Excelente!, como siempre.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Qué razón tienes, hay lecturas que requieren experiencia y el pasar del tiempo para apreciarlas, encontrar en ellas aquella belleza, iluminación, que pasó inadvertida en la primera lectura.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón, ciertas obras solo se aprecian en su plenitud con los años.

      Eliminar

Publicar un comentario