Alfombra de piel


Desde el suelo barbotó Lynn Warden:
-Cuando te atrape, me haré una alfombra con tu piel, Sidney. Estás pensando en el favor que te haría Graham disparando, ¿no? De esta forma te lo quedaría todo.
-No sea gilipuertas, jefe.
El rostro de Warden enrojeció de ira.

(Ray Lester, Inventar un asesino. Colección Punto Tojo, Editorial Bruguera, 1976).
 

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