Ir al contenido principal

Fama y posteridad

W. Somerset Maugham (1874-1965)

Aunque no le sirva para nada, no hay ningún autor tan faltado de aspiraciones que no alimente la secreta esperanza de que, al menos una parte de su obra, le sobrevivirá durante una o dos generaciones. La creencia en la fama póstuma es una pequeña vanidad inofensiva que a menudo reconcilia al artista con los desengaños y los fracasos de su vida. Para comprobar cuán poco probable es que se cumplan sus esperanzas basta echar una ojeada a los escritores que, solo veinte años atrás, parecían tener asegurada la inmortalidad. ¿Quiénes les leen ahora? Y teniendo en cuenta la enorme masa de libros que se producen sin cesar y la incesante competencia de los libros que han seguido siendo de actualidad, ¡cuán pocas probabilidades tiene una obra olvidada de volver a llamar la atención de los lectores!

(W. Somerset Maugham, Recapitulación, Ediciones G.P., 1968. Traducción de Ramón Hernández).
  

Comentarios

  1. Desde luego, obra efímera que no resiste más de una temporada. Con suerte. Veinte mil libros se publican al año en España. En fin, imposible leer una producción tan desbocada

    ResponderEliminar
  2. Muy buen post Jorge, entra dentro de mis exigencias. Ya veo que en el año que nací, 1968 existía los mismo de lo mismo.
    Aquí lo dejo y me voy a callar, bien seguimos con la buena lectura en la que ambos coincidimos mucho. Por supuesto, yo voy con retraso.



    ResponderEliminar
  3. Las palabras de Maugham, autor de grandísimo éxito en su momento y hoy bastante relegado, son muy sensatas y continúan vigentes.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall