Ir al contenido principal

Filosofía del rechazo

Ennio Flaiano (1910-1972)

Actuar como Bartleby el escribiente. Preferir siempre no hacerlo. No responder a las encuestas, rechazar entrevistas, no firmar manifiestos, porque todo acaba siendo utilizado contra ti, en una sociedad que está claramente contra la libertad del individuo y sin embargo favorece el mal gobierno, la delincuencia, la mafia, la camorra, el poder de los partidos, que obstaculiza la investigación científica, la cultura, una sana vida universitaria, dominada por la Burocracia, por la policía, por la búsqueda de la mentira, por la trinu, por los brujos de la tribu, por los enredadores, por los escaladores meridionales, por los especialistas en bajar septentrionales, por los centrales centrípetos, por la Iglesia, por los siervos, por los miserables, por los ávidos de poder al nivel que sea, por los convertidos, por los invertidos, por los veteranos, por los mutilados, por los tensos, por los envarados, por los estudiantes cateados, por los pornógrafos, por los polígrafos, los estafadores, los mistificadores, los autores y editores. Negarse, pero sin especificar la razón de tu rechazo, porque incluso ésta acabaría siendo distorsionada, asimilada, utilizada. Respoder: no. No ceder a los halagos de la televisión. No dejarse crecer el pelo, porque ese signo externo te clasifica y tu acción puede ser neutralizada en base a ese signo. No cantar, porque tus canciones gustan y acaban siendo asimiladas. No preferir el amor a la guerra, porque también el amor es una invitación a la lucha. No preferir nada. No juntarte con los que piensan igual que tú, miles de "no" aislados son más eficaces que millones de "no" en grupo.

(Ennio Flaiano, Diario de los errores. Días Contados, Barcelona, 2015. Traducción de J. A. González Sainz)
  

Comentarios

  1. Una forma inteligente de elegir y en consecuencia, de vivir a ese rechazo que no es más que decidir por uno mismo y no caer en las trampas que nos condicionan.

    Gracias Jorge.



    ResponderEliminar
  2. Así es: independencia, por encima de todo.
    Sañudos.

    ResponderEliminar
  3. Lo que me he reído cuando he leído el poema "Pregunta frívola", me esperaba un poema serio y me alegra saber que nunca nos faltará el _humor_.

    Vivo en las afueras de Sevilla, la próxima vez que vaya al centro de la capital, busco tu libro "Diabolicón".

    Muchas gracias Jorge.

    ResponderEliminar
  4. Pero entonces ¿cuándo se escribió este libro? Me imaginaba, y no me he equivocado, que era de esos textos escritos hace tiempo pero tan actuales que podrían ser de ayer mismo.

    No sé dónde encuentras esos tesoros pero es impresionante lo que encuentras.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Como un río de corriente oscura y crecida

  Era un panorama extraño. En Barcelona, la habitual multitud nocturna paseaba Rambla abajo entre controles de policía regularmente repartidos, y la habitual bomba que explotaba en algún edificio inacabado (a causa de la huelga de los obreros de la construcción) parecía arrojar desde las calles laterales perqueñas riadas de gente nerviosa a la Rambla. Los carteristas, apaches, sospechosos vendedores ambulantes y relucientes mujeres que normalmente pueden verse en las callejuelas se infiltraban entre las buenas familias burguesas, las brigadas de obreros de rostro endurecido, las tropillas de estudiantes y jóvenes que deambulaban por la ciudad. La multitud se desparramaba lentamente por la Rambla, como un río de corriente oscura y crecida. Apareció un ejército de detectives, de bolsillos abultados, apostados en cada café, vagueando por la Rambla y enganchando, de un modo vengativamente suspicaz, a algunos transeúntes elegidos por alguna singular razón, hasta el punto de que incluso esta

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra