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Carnaval


Por más que la iglesia se deshaga en lágrimas y en gritos de penitencia en los divinos oficios, para empezar con provecho la santa cuaresma, se deja que gima, y entretanto con pretesto de celebrar el carnaval, se derraman muchos y se abandonan a todo género de fiestas y de alegrías insensatas. Se cree con fundamento, que estas licenciosas diversiones traen su origen del paganismo; pues el mes de enero era profanado por los paganos con regocijos indecentes y con un libertinaje disoluto en honra de Baco, por lo que estos días de destemplanza y de embriaguez, se llamaban fiestas bacanales. Las antiguas se celebraban en un cierto lugar de Atica, donde Baco tenía un templo, y habíanse establecido para esta ceremonia catorce mugeres. Las sacerdotisas de Baco se llamaban bacantes, y cuando celebraban dichas fiestas, corrían de noche vestidas de pieles de tigre o de pantera, unas desmelenadas con antorchas encendidas, otras coronadas de pámpanos e hiedra, y en las manos tenían varas enramadas de hiedra y de hojas de parra. Acompañábanlas tañidores de címbalos, clarines y tambores, y daban gritos horribles. No es pues estraño, que se asegure traer de ahí origen los disfraces y bailes de carnaval.

(Juan de Zafont y de Ferrer, Almanaque religioso, civil y literario para el año 1843, Imprenta de Juan Francisco Piferrer, Barcelona, 1842)

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Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat

Simpson

George Gaylord Simpson (1902-1984) George Gaylord Simpson fue sin duda uno de los importantes paleontólogos del siglo XX, especialista en mamíferos fósiles, gran teórico evolucionista y experto lingüista. Después de su muerte, su hija descubrió  entre sus papeles el manuscrito de un relato de ciencia-ficción escrito en los años setenta y titulado The Dechronization of Sam Magruder . Se publicó en 1996, con prólogo de Arthur C. Clarke y epílogo de Stephen Jay Gould. Fue traducido al castellano por María Belmonte y publicado al año siguiente por la editorial Mondadori con el título Entre dinosaurios . El relato de Simpson narra las peripecias de un "cronólogo", Samuel Magruder, que en 2162, y gracias a un proceso de su invención conocido como "descronización", viaja nada menos que ochenta millones de años atrás, o sea, al período cretácico. Magruder es consciente de que es el único humano en un valle poblado de gorgosaurios, celurosaurios, tiranosaurios y otros