Ir al contenido principal

Uhlman


En el Museu Municipal de Tossa de Mar hay una buena representación de obras de artistas extranjeros que, en un momento u otro del siglo pasado, pasaron por dicha localidad: Marc Chagall, André Masson, Olga Sacharoff, Oscar Zügel... Algunos eran judíos que habían huído del régimen hitleriano en los años treinta. Entre ellos estaba el abogado y pintor Fred Uhlman (aunque en mi visita al museo no vi ningún cuadro suyo).
Uhlman había nacido en Stuttgart en 1901 y llegó Tossa el 1º de abril de 1936, procedente de París. En su libro autobiógráfico The Making of an Englishman (1960) (hay traducción castellana, Brilla el sol en París, 2000), narra Uhlman en uno de sus capítulos su estancia en el pueblo marinero y el estallido de la guerra civil, que trastocó sus planes y el de otras artistas y refugiados (véase para la vida en Tossa durante la guerra Un hotel en la Costa Brava, de Nancy Johnstone, 2013). Uhlman logra viajar a Inglaterra y en Londres establecerá su residencia hasta su muerte en 1985.
En 1977 publicó Reencuentro, una nouvelle, con prólogo de Arhur Koestler, en el que cuenta una bella historia de amistad entre dos adolescentes en la Alemania de 1932, cuando "la política era cuestión de adultos y nosotros debíamos resolver nuestros propios dilemas". Y entre estos dilemas, el más apremiante consistía "en descubrir la mejor forma de aprovechar la vida, lo cual era muy distinto a dilucidar qué sentido tenía, si es que tenía alguno, y cuál sería la condición humana en ese cosmos alarmante e inconmensurable".

Comentarios

  1. Que buena lectura Jorge, parece que vivir una guerra hace pasar por alto su principales motivos y refugiarse en aquellos que son sencillos e imprescindibles.
    Vivir la vida y no buscarle tanto su razón. Tenía un amigo que falleció dos años, siempre me decía que la vida es un campo de concentración.
    De todas las maneras, que brille el sol.

    De todas maneras creo que un artista siempre tiene recursos para ello.

    Muchas gracias, no conocía a Uhlman; ni a tantos...

    ResponderEliminar
  2. Por cierto, mi amigo no falleció sólo dos años, falleció hace dos años. No vaya a ser que se entienda que ha resucitado:).

    ResponderEliminar
  3. Siempre hay algo a lo que agarrarse, por mal que vayan las cosas. A algunos el arte les salvó la vida.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. inconmensurable.....me gusta ese adjetivo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Como un río de corriente oscura y crecida

  Era un panorama extraño. En Barcelona, la habitual multitud nocturna paseaba Rambla abajo entre controles de policía regularmente repartidos, y la habitual bomba que explotaba en algún edificio inacabado (a causa de la huelga de los obreros de la construcción) parecía arrojar desde las calles laterales perqueñas riadas de gente nerviosa a la Rambla. Los carteristas, apaches, sospechosos vendedores ambulantes y relucientes mujeres que normalmente pueden verse en las callejuelas se infiltraban entre las buenas familias burguesas, las brigadas de obreros de rostro endurecido, las tropillas de estudiantes y jóvenes que deambulaban por la ciudad. La multitud se desparramaba lentamente por la Rambla, como un río de corriente oscura y crecida. Apareció un ejército de detectives, de bolsillos abultados, apostados en cada café, vagueando por la Rambla y enganchando, de un modo vengativamente suspicaz, a algunos transeúntes elegidos por alguna singular razón, hasta el punto de que incluso esta

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra