Ir al contenido principal

El gran momento

Manuel Halcón (1903-1989)

Una de las alegrías que aguardan al escritor mediada su obra es la de prometerse a sí mismo la continuación. Para que esto prenda en la conciencia hay que haber pasado la experiencia de los lectores. Lectores que sean amigos del libro de uno, pero no de uno. Un lector que no deba nada al autor, ni siqueira al ejemplar. Ha de saber también dónde ha podido llegar con su mala intención un crítico adverso. ¿Puede destruir a un autor? He sentido en mi carne que uno lo ha intentado sin tomarse el trabajo de demostrar nada. Lo único que ha conseguido es que algún otro crítico no se atreva a elogiarme. Tampoco está mal tener algo enfrente. Aún me queda mucho por saber de mi modesta obra. Pienso, igual que cada uno, escribir el libro de la esperanza, que llene mi alma. El alma de escritor que no piensa sólo en el público, que redacta su testamento espiritual sin prisa porque escribe para él, sin otra pretensión que la de darle libertad a su verdad íntima, a la hija legítima de su conciencia individual. El libro que calme inquietudes del espíritu y dé contestación, casi paternal, a las pasadas exigencias del cuerpo. Libro escrito cuando la naturaleza ya no exige, pero aún pide con cara sumisa su parte indispensable. Este es el buen estado, el gran momento del escritor para rendirse a sí mismo su obra, que podría ser la obra para los demás.

(Manuel Halcón en: VV.AA. El autor enjuicia su obra, Editora Nacional, Madrid, 1966)   

Comentarios

  1. Hola Jorge, un título excepcional.
    Siempre tengo mis dudas sobre los críticos literarios, muchas más que de los "buenos lectores". Que a mi padecer vienen a ser muy pocos para tantos escritores que hay.

    Genial la reflexión de Manuel Halcón,

    saludos.



















    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Me parece una reflexión sincera, de un escritor que estaba ya de vuelta de (casi) todo.

    ResponderEliminar
  5. Jorge perdona esos comentarios, es que me salieron así.

    Lo has dicho muy bien, una reflexión muy sincera, y es que cuando uno está de vuelta de casi todo tiene dos opciones, bien aceptar la realidad o engañarse a sí mismo para seguir rodando sin ningún sentido.
    Gracias

    ResponderEliminar
  6. MI impresión es que las novelas de Manuel Halcón han resistido mal el paso del tiempo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. No he leído ninguna nada de su obra, pero esa reflexión me parece propia de un escritor que quiere alcanzar un conocimiento de sí mismo y que, aunque sea herido por la crítica -o algunos críticos-, seguirá adelante porque no se trata de un desafío, sino de afirmar su condición de persona -que escribe-.

    ResponderEliminar
  8. Retablo: Es posible que las novelas de Halcón no resistan muy bien el paso del tiempo. Tal vez. No las he leído todas, desde luego, pero me quedo con "Los Dueñas", que me parece una novela muy sólida.
    Amaltea: creo que tu análisis es certero.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Escritura y moral

  La primera obligación de un escritor es tratar todos los temas con la más elevada, la más digna y la más valiente de las disposiciones (...) El espíritu con el que se aborda un tema, un ingrediente relevante en cualquier tipo de literatura, es de absoluta importancia si hablamos de obras de ficción, reflexión o poesía, pues ahí no solo da color, sino que de por sí elige los hechos; no solo modifica, sino que conforma a la obra (...) No rechazamos una obra maestra aunque estemos preparados para detectar sus defectos; sobre todo, no nos preocupa encontrar sus defectos, sino sus méritos: Por supuesto no hay libro perfecto, ni siquiera en su concepción, pero no hay duda de que hay muchos que hacen disfrutar al lector, que le hacen mejorar en su vida o que le levantan el espíritu (...) En literatura, como en todo lo que hacemos, nunca podemos esperar la perfección. Lo único que cabe es hacer todo lo posible  porque así sea, y para ello solo hay una regla: lo que pueda hacerse despacio no

Simpson

George Gaylord Simpson (1902-1984) George Gaylord Simpson fue sin duda uno de los importantes paleontólogos del siglo XX, especialista en mamíferos fósiles, gran teórico evolucionista y experto lingüista. Después de su muerte, su hija descubrió  entre sus papeles el manuscrito de un relato de ciencia-ficción escrito en los años setenta y titulado The Dechronization of Sam Magruder . Se publicó en 1996, con prólogo de Arthur C. Clarke y epílogo de Stephen Jay Gould. Fue traducido al castellano por María Belmonte y publicado al año siguiente por la editorial Mondadori con el título Entre dinosaurios . El relato de Simpson narra las peripecias de un "cronólogo", Samuel Magruder, que en 2162, y gracias a un proceso de su invención conocido como "descronización", viaja nada menos que ochenta millones de años atrás, o sea, al período cretácico. Magruder es consciente de que es el único humano en un valle poblado de gorgosaurios, celurosaurios, tiranosaurios y otros