Ir al contenido principal

Amaya Amador


Ramón Amaya Amador (1916-1966)

El azar ha hecho que cayera en mis manos un libro de un autor del cual no sabía nada. Ramón Amaya Amador es uno de los escritores más importantes que ha dado Honduras; sin embargo, pocos, a este lado del charco, conocen su existencia. Nacido en Olanchito, en su juventud trabajó en los campos bananeros de la Standard Fruit Company. Se dedicó más tarde al periodismo, siendo redactor y colaborador de varios diarios y revistas. Por sus ideas socialistas fue perseguido en su país y tuvo que exiliarse varias veces, muriendo en Bratislava, actual Eslovaquia, en 1966. Sus novelas -entre ellas Prisión verde (1945), Constructores (1958) o Biografía de un machete (1959)-, son de un profundo contenido humano y social, y muchas de ellas fueron prohibidas y quemadas por parte de las autoridades de turno.
Cipotes (ojo: en Honduras significa "chiquillos") fue escrita a principios de los años sesenta del pasado siglo, y publicada póstumamente eh 1983. Al igual que sus otras novelas, sigue a rajatabla los cánones del realismo social. Narra las penurias de dos niños huérfanos que, "a la zumba marumba"  tratan de salir adelante como bien pueden: Folofo, de diez años, lustrabotas en el Parque Central de Tegucigalpa, y su hermana Catica, de trece, vendedora de tortillas en el mercado. Con gran sensibilidad Amaya Amador nos muestra el día a día de estos pobres niños, representativos de otros muchos que en aquellos días llenaban los barrios marginales de la capital hondureña, enfrentados a los golpes de la vida, obligados a madurar de forma prematura, sin acceso a la educación, acosados por un mundo oscuro y hostil, en el que acechan el estupro y la pederastia. La prosa eficaz, coloquial, sin florituras, de Amaya Amador sirve perfectamente a este objetivo de denuncia de una situación social que, por desgracia, no ha sido aún erradicada del todo. 

Comentarios

  1. Gracias por la recomendación. ¡Hay que ver cuántos autores hispanoamericanos se quedan fuera de las reseñas y de las enciclopedias, o fuera de los premios oficiales cuando no se asoman por nuestra orilla! Me atrevo a sugerir a un salvadoreño, Manlio Argueta (n.1935), cuya obra más importante "Un día en la Vida" se tradujo a 15 idiomas.

    ResponderEliminar
  2. En su mayor parte, la literatura hispanoamericana es una gran desconocida para nosotros. Solo nos llegan los grandes nombres, y no de todos los países.
    Gracias por la recomendación.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Escritura y moral

  La primera obligación de un escritor es tratar todos los temas con la más elevada, la más digna y la más valiente de las disposiciones (...) El espíritu con el que se aborda un tema, un ingrediente relevante en cualquier tipo de literatura, es de absoluta importancia si hablamos de obras de ficción, reflexión o poesía, pues ahí no solo da color, sino que de por sí elige los hechos; no solo modifica, sino que conforma a la obra (...) No rechazamos una obra maestra aunque estemos preparados para detectar sus defectos; sobre todo, no nos preocupa encontrar sus defectos, sino sus méritos: Por supuesto no hay libro perfecto, ni siquiera en su concepción, pero no hay duda de que hay muchos que hacen disfrutar al lector, que le hacen mejorar en su vida o que le levantan el espíritu (...) En literatura, como en todo lo que hacemos, nunca podemos esperar la perfección. Lo único que cabe es hacer todo lo posible  porque así sea, y para ello solo hay una regla: lo que pueda hacerse despacio no

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat