Ir al contenido principal

Keeler

Harry Stephen Keeler ( 1890-1967)

En orden a lecturas, todos tenemos nuestras debilidades más o menos inconfesables. La mía, desde hace algún tiempo, es leer a Harry Stephen Keeler. Nada mejor para entretener el tiempo, cuando no apetece leer obras de peso, que leer alguna de las más de ochenta novelas que escribió el inclasificable autor estadounidense. Keeler empezó a escibir en los años veinte y sus primeros títulos tuvieron un gran éxito: Noches de Sing-Sing. Las gafas del Sr. Cagliostro, El libro de las hojas color naranja, La cara del hombre de Saturno... En España su obra fue publicada a partir de los años cuarenta por el Instituto Editorial Reus, de Madrid, casi siempre en traducciones de Fernando Noriega Olea.
Las novelas de Harry Stephen Keeler entran dentro de lo que podríamos llamar novelas de misterio, pero sus "misterios" son muy peculiares. La principal característica es el elevado grado de complicación de las múltiples tramas y subtramas, aparentemente sin ninguna conexión, las cuales configuran una maraña inextricable, de relatos dentro del relato, que solo al final adquieren sentido. Sus argumentos son a menudo delirantes, casi surrealistas, y del todo imprevisibles. Dada su desbordante imaginación es prácticamente imposible adivinar lo que sucederá no ya en el próximo capítulo, sino en la página siguiente. 
Así, por ejemplo, en la última novela suya que he leído, El hombre de los tímpanos mágicos (publicada en 1955, pero de 1939), la historia tiene lugar en Minneápolis en el trancurso de unas pocas horas, a través de dos largas conversaciones y en un mismo escenario: la casa del protagonista, un corredor de apuestas deportivas, casado con una mujer que durante tres días al año se retira a un convento y se convierte en monja. Se da el caso, sin embargo, que antes había estado casado en secreto con una mujer negra que regentaba en Londres un lupanar, en la que todas las chicas tenían algún defecto físico: una era bizca, otra jorobada, otra con siete dedos en una mano... El apostador sorprende en su casa a un ladrón de cajas de caudales que posee unos tímpanos artificiales o "auriculares microacústicos enfocadores de sonido Cromely", capaces de recoger los sonidos más imperceptibles. Aparece también un estrafalario abogado que quiere comprarle al corredor de apuestas un cráneo perforado de un gangster cocainómano. Y hay más: una mujer barbuda, un tipo que carece de lóbulos en las orejas, un gigolo con un ojo de cristal movible...
En los últimos años, perdido el favor del público en su país, Keeler no encontró editor, pero siguió  escribiendo novelas que eran expresamente traducidas al castellano y publicadas por la editorial Reus. En la actualidad a Harry Stephen Keeler hay que ir a buscarlo a las librerías de lance. Allí les espera, con sus enrevesadas y estrambóticas historias.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat

Simpson

George Gaylord Simpson (1902-1984) George Gaylord Simpson fue sin duda uno de los importantes paleontólogos del siglo XX, especialista en mamíferos fósiles, gran teórico evolucionista y experto lingüista. Después de su muerte, su hija descubrió  entre sus papeles el manuscrito de un relato de ciencia-ficción escrito en los años setenta y titulado The Dechronization of Sam Magruder . Se publicó en 1996, con prólogo de Arthur C. Clarke y epílogo de Stephen Jay Gould. Fue traducido al castellano por María Belmonte y publicado al año siguiente por la editorial Mondadori con el título Entre dinosaurios . El relato de Simpson narra las peripecias de un "cronólogo", Samuel Magruder, que en 2162, y gracias a un proceso de su invención conocido como "descronización", viaja nada menos que ochenta millones de años atrás, o sea, al período cretácico. Magruder es consciente de que es el único humano en un valle poblado de gorgosaurios, celurosaurios, tiranosaurios y otros