Un poema de Alba


TESTAMENTO

Friego los cacharros.
                                  La cazuela
con agua aceite y trozos de pescado.
Observo las figuras
de las gotas de aceite
cómo buscan el reposo del círculo
cómo se mueve el agua
cuando sopla el tifón.
Soy como el padre Eolo.
Yo cavilaba igual que el viejo Newton
-cuya tumba expoliaron-
muy concentrado absorto
más cerca del cacharro de Ginebra
que de mi propia cara.
                                    ¿Mi cara?
¿Dónde estaba mi cara?
Supongo que perdida en una nube
de probabilidad o dando vueltas
sobre su propio eje
entre dos filamentos de wolframio.

¿Tengo o no tengo espíritu científico?

Grabad en mi epitafio
la espiral logarítmica.

(Francisco Alba, Msa crítica, Vaso Roto Ediciones, 2013)

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