Un poema de Jaime Martínez

CALIPSO Y EL CLUB OGIGIA

La chica me mostraba el tugurio
los lirios tatuados en su espalda,
Los lobos, que sabían el augurio,
aullaban a las puertas de su falda.

El pudor era un tímido adversario
y aquel bar un ardiente coliseo
una vez que, subida al escenario,
se arrancaba la ropa con deseo.

"Tu cuerpo es un escalofrío lento,
tu tacto, una manada de medusas"
me decía, feroz, desde la cama.

Yo rezaba, llorando, por que el viento
no llevara a Penélope difusas
y sombrías noticias de mi fama.

(Jaime Martínez, El tango de Penélope, Ediuno, 2012. II Premio de Poesía Universidad de Oviedo).

Comentarios

(3)

Publicar un comentario