Descocadas jorguinas

Brujas en un aquelarre.
Grabado de Hans Baldung, 1510.

Los vecinos de Miraflores de la Sierra acusaron de brujas, el año 1644, a María Manzanares, mujer anciana de más de sesenta años, y a su amiga Ana de Nieva, de setenta y cuatro. Se decía que habían hallado a la Manzanares, en dos ocasiones, brujeando desnuda en cueros por la Sierra, y que uno de los que la vieron cayó malo y se fue secando; pero ella respondió que una vez se estaba limpiando las pulgas que había cogido en una caballeriza, y la otra, estaba enjugando un manteo. Otro la había visto desnuda de todo el cuerpo, mas con los pechos cubiertos, que andaba muy a prisa cogiendo entre galayos y peñas animalitos y cucarabachas.
Declaró la Nieva que una noche, hallándose en el portal de casa, al dar las doce, invocó la Manzanares a los demonios y, al instante, aparecieron muchas brujas, caballeras cada una en un cabrón negro, y un brujo en medio de ellas. El brujo iba sacando a bailar a las brujas, y todos, al son de unos panderos que traían, danzaban muy a prisa, diciendo:

De cabrío en cabrío
con la ira del Diablo.

Y luego de haber bailado un rato, desaparecieron en un instante marchando a Tor de Laguna a beberse tres tinajas de vino en una bodega...

(Sebastián Cirac Estopañán, Los procesos de hechicerías en la Inquisisción de Castilla la Nueva. CSIC. 1942)

Comentarios

(2)
  1. Me recuerda al magnífico estudio de J.Caro Baroja, Las brujas y su mundo. Estos relatos con tanto detalle, son un prodigio de imaginación y si se leen en la cama, cosa estupenda en invierno, acaba una protegiéndose debajo de la sábana.
    Saludos.

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  2. Podríamos hablar de realismo fantástico, aunque suene a contradicción en sus términos.
    Saludos.

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