Ir al contenido principal

The entertainer

Charles Dickens (1812-1870)

Hoy se cumplen doscientos años del nacimiento de Charles Dickens. Para conmemorar la efeméride se anuncian biografías, ensayos, reediciones de sus obras, versiones cinematográficas y televisivas, congresos, exposiciones y celebraciones varias. Bien está y bien que se lo merece.
Pocos escritores aúnan hoy en día prestigio y popularidad como el escritor inglés, pero esto no fue siempre así. Dickens fue desde el principio muy popular y querido por el público, pero no tanto por la academia. Después de su muerte sus detractores aumentaron y parte de la crítica se mostró muy rácana hurtándole un puesto entre los elegidos. Recuerdo que a finales del siglo XIX Andrew Lang escribió un ensayo dirigido a lectores reticentes que "no pueden leer a Dickens". Y hubo -hay que reconocerlo- críticos sesudos que le regatearon méritos como escritor.
Recuerdo, por ejemplo, al afamado F. R. Leavis que empieza su ensayo The Great Tradition (1948) diciendo: "Los grandes novelistas ingleses son Jane Austen, George Eliot, Henry James y Joseph Conrad." Punto. Ni uno más, ni uno menos. Eso sí que es hilar fino. Consciente de que tan corta lista deja a muchos aspirantes fuera, más adelante el catedrático de la Universidad de Cambridge argumenta la razón por la que el autor de David Copperfield queda excluído: "Que Dickens es un genio y está permanentemente entre los clásicos es cierto. Pero su genio era el de un gran entertainer". O sea, algo así como un showman o animador de espectáculos; un entretenedor, al fin y al cabo. Como si esto fuese un pecado.
Da igual. Para mí siempre será uno de mis escritores favoritos, al que admiro y respeto. El primer novelista que me hizo ver que, además de contarnos una historia, había en ella algo más, difícil de definir, y que no era sino eso que llamamos "literatura". Pocos autores han sido capaces de emocionarme con la lectura de sus libros como lo ha hecho, y sigue haciendo, Dickens con los suyos. Y esto no se olvida. Yo, al menos, no lo olvido; y por ello siempre le estaré agradecido.

Comentarios

  1. Agradecimiento y admiración a quien supo construir una obra que ha consiguido entretener a millones de personas -para fastidio de arrogantes-. Gracias a Tiempos Difíciles, Oliver Twist y tantas otras, la sociedad victoriana "descubrió" la terrible explotación a la que se sometía a los niños desamparados y cómo se les maltrataba en esas mal llamadas instituciones caritativas. Gracias a Dickens, hubo un impulso reformador y se dictaron leyes que pusieron límites al trabajo infantil. Que descanse en paz.

    ResponderEliminar
  2. Por eso, también, hoy más que nunca es Dickens necesario.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Escritura y moral

  La primera obligación de un escritor es tratar todos los temas con la más elevada, la más digna y la más valiente de las disposiciones (...) El espíritu con el que se aborda un tema, un ingrediente relevante en cualquier tipo de literatura, es de absoluta importancia si hablamos de obras de ficción, reflexión o poesía, pues ahí no solo da color, sino que de por sí elige los hechos; no solo modifica, sino que conforma a la obra (...) No rechazamos una obra maestra aunque estemos preparados para detectar sus defectos; sobre todo, no nos preocupa encontrar sus defectos, sino sus méritos: Por supuesto no hay libro perfecto, ni siquiera en su concepción, pero no hay duda de que hay muchos que hacen disfrutar al lector, que le hacen mejorar en su vida o que le levantan el espíritu (...) En literatura, como en todo lo que hacemos, nunca podemos esperar la perfección. Lo único que cabe es hacer todo lo posible  porque así sea, y para ello solo hay una regla: lo que pueda hacerse despacio no

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat