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Antes y después de la isla del tesoro


No hay ninguna obra de Robert Louis Stevenson que haya suscitado tanta literatura como La isla del tesoro. Son numerosos los autores que han puesto su imaginación al servicio de los personajes y lances de dicha novela, tratando de rellenar por su cuenta los misterios, zonas de penumbra y lagunas que Stevenson dejó en su inmortal relato. Por citar solo unas pocas, tenemos las obras de Harold A. Calahan (Back to Treasure Island, 1935), R. F. Delderfield (The Adventures of Ben Gunn, 1956), Leonard Wibberley (Flint's Island, 1972) y Frank Delaney (The Curse of Treasure Island, 2001), entre otras.
Curiosamente, dos escritores asturianos han aportado su grano de arena a esta lista. Jesús del Campo -que teoriza sobre La isla del tesoro en su ensayo Tesoros, selvas y naufragios (1996)- especula en la secuela Las últimas voluntades del caballero Hawkins (2002) con un Jim Hawkins que, rico y de regreso a su tierra, decide reabrir la taberna del Almirante Benbow. Por otro lado, Óscar Muñiz nos regaló en su día una precuela poco conocida, La verdadera historia de la isla del tesoro (1985), en la que recrea la vida y peripecias de John Silver "El Largo" antes de embarcarse en la Hispaniola. ¿Con qué bucaneros navegó el "viejo capitán? ¿Cómo perdió su pierna? ¿Dónde y en qué circunstancias conoció a tipos como Billy Bones o Perro Negro? ¿Qué pasó en el bergantín Walrus?... Muñiz da respuesta a estos y otros interrogantes damdo voz a un inusual y sorprendente narrador, que solo al final de la novela se nos identifica: el "Capitán Flint", su loro parlanchín.

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