Ir al contenido principal

Paleoturdillas

"Diré ahora de la apariencia de aquella ave, ignorada de todos los físicos que trataron antes los pàjaros, que los naturales de Helligolad llamaron paleoturdilla. Los pollos de esta crianza tienen el capricho de nacer más grandes que sus padres, a quienes acaban por igualarse al cabo de unas horas de haber invadido el mundo. Por eso debiera ser este ave emblema de modestia. A la vez que menguan de cuerpo les va creciendo el pico, que en las nacidas de género femenino toma color transparente y despide un olor parecido a la salvia madura (...) Su linaje no está recogido en parte alguna pero los naturales de Helligolad, donde estas aves crían espontáneamente desde antiguo, las hacen de nación hispánica, y las juzgan herencia de un gallo longareto que hacía la carrera de Etiopía en una nave que vino a naufragar en aquella parte.
(,...) Los naturales de Helligolad entienden todas las lenguas del mundo pero ignoran los cultivos; caminan de puntillas, evitan a los náufragos y solo se alimentean de cabezas de pesacadop. El resto lo regalan a las paleoturdillas, que rehuyen el mar pero admiten sus frutos. (...) A cambio del fácil alimento, las paleoturdillas se dejan tomar cierta pluma de la cola, que, una vez mojada en agua de mar, tiene la virtud de rizarse como una onda y de flotar por más que quiera hundírsela. Moldeada de esta suerte, la pluma finge fulgores de oro las noches lunares y es fama que sabe atraer tomentas de nieve cuando se la abandona al reposo de una sombra. Los naturales de Helligolad disfrazan con estas plumas sus toscos anzuelos, y con tal argucia engañan a los sorgos, haciéndolos venir en superficie a cebarse mortalmente en su curiosidad..."

("La pluma de oro", de Pablo Andrés Escapa. Avisos. Noticias de la Real Biblioteca, Año VI, nº 27, diciembre de 2001)

Comentarios

  1. Qué maravilla las paleoturdillas, decrecen, se dejan arrancar un pluma y huelen a salvia. Me gustan casi tanto las paleoturdillas como el relato de la entrada anterior, al que no tocaría ni una coma.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Amaltea, una vez más.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Un milagro de san Salvador de Horta

"Dos casados vizcaínos traxeron desde aquel reino a Horta una hija, que era sorda y muda de nacimiento; y poniéndola a los pies del venerable Fray Salvador, les dixo que estuviesen ocho días en la Iglesia orando a Nuestra Señora, y que después hablaría la muchacha. Pasados quatro días habló, pero en lengua catalana, conformándose con el idioma del territorio en que estaba. Entonces viendo hablar a la muda gritaron todos: Milagro , milagro . Pero sus padres como no entendían aquella lengua estaban descontentos, y levantando la voz decían que ellos no querían, ni pedían, que hablase su hija lengua catalana, sino vizcaína; y fueron a Fray Salvador, que le quitase la lengua catalana y le diese la vizcaína. Él les respondió: Vosotros proseguid la oración de los ocho días, que yo también continuaré la mía . Y cumplidos los ocho días, delante de los muchos que concurrieron a ver la novedad, dixo: Amigo, la Virgen Santísima quiere que la niña hable catalán mientras esté en el reino de Cat

Simpson

George Gaylord Simpson (1902-1984) George Gaylord Simpson fue sin duda uno de los importantes paleontólogos del siglo XX, especialista en mamíferos fósiles, gran teórico evolucionista y experto lingüista. Después de su muerte, su hija descubrió  entre sus papeles el manuscrito de un relato de ciencia-ficción escrito en los años setenta y titulado The Dechronization of Sam Magruder . Se publicó en 1996, con prólogo de Arthur C. Clarke y epílogo de Stephen Jay Gould. Fue traducido al castellano por María Belmonte y publicado al año siguiente por la editorial Mondadori con el título Entre dinosaurios . El relato de Simpson narra las peripecias de un "cronólogo", Samuel Magruder, que en 2162, y gracias a un proceso de su invención conocido como "descronización", viaja nada menos que ochenta millones de años atrás, o sea, al período cretácico. Magruder es consciente de que es el único humano en un valle poblado de gorgosaurios, celurosaurios, tiranosaurios y otros