Ir al contenido principal

El amigo Colvin

Sir Sidney Colvin (1845-1927)

En el verano de 1873 Robert Louis Stevenson viajó a Cockfield, Suffolk, para pasar una temporada en casa de su prima Maud Wlson, que estaba casada con el reverendo Churchill Babington. En la casa parroquial conoció Stevenson a la señora Frances "Fanny" Sitwell, una dama que estaba separada de su marido y era una gran aficionada a las letras. Como diría más tarde el propio Stevenson, el mayor placer de Mrs. Sitwell era "descubrir jóvenes talentos". Mrs. Sitwell le comentó a su amigo y mentor Sidney Colvin que había conocido a un joven genio; y Mr. Colvin se trasladó rápidamente a Cockfield con la intención de conocerle.
Colvin tenía solo cinco años más que Stevenson, pero parecía mucho mayor. Era crítico de arte y literatura y acababa de ocupar la cátedra Slade de Bellas Artes en la universidad de Cambridge. Miembro del Savile Club, se movía bien entre los medios intelectuales y artísticos londinenses. Tenía fama de circunspecto y mojigato. De su primer encuentro con RLS son estas impresiones incluídas en Memories and Notes of Persons and Places (1921): "...me recibió en el andén un jovencito imberbe con levita de terciopelo y sombrero de paja (...) No me extrañó lo que supe enseguida; que unos días antes, sólo una hora después de aparecer por primera vez en la casa parroquial con la mochila a cuestas, les había encandilado a todos". Y Colvin no fue una excepción a dicho "encandilamiento". Desde el principio ayudó al joven escritor a colocar cuentos y artículos en revistas y a buscar editor para sus novelas. En reciprocidad, RLS siempre se mostró en deuda con Colvin: "Si soy lo que soy y estoy donde estoy... suyo es el mérito. Fue él quien me allanó el camino de las letras".
Colvin pasó a ser uno de los amigos más fieles de Stevenson hasta el final de sus días. Tras su muerte editó Islas del Sur, así como su correspondencia. En 1903 Sidney Colvin se casó con su vieja amiga Fanny Sitwell, ya viuda y después de años de discreto romance. Lo hicieron de forma estrictamente reservada en la iglesia de Marylebone, la misma en la que se había casado su difunto amigo Robert Browning con Elizabeth Barrett. Entre los cuatro invitados a la boda estaba Henry James. Todos ellos habían recibido instrucciones de acceder a la iglesia por la puerta lateral, con traje de calle, para no llamar la atención. El novio tenía cincuenta y ocho años, la novia sesenta y cuatro. Para entonces, los Colvin tenían ya otro talento al que cultivar. Su nombre: Joseph Conrad.

Comentarios

  1. ¡Vaya ojo! Y por lo que nos cuenta, los Colvin fueron un ejemplo de discreción y elegancia en las relaciones con sus patrocinados.

    ResponderEliminar
  2. Sí, podría hablarse de una pareja de cazadores de talentos y mentores, una figura que no sé si existe todavía. Lo que hay ahora son agentes literarios, que no es lo mismo.

    ResponderEliminar
  3. ¡Vaya! y nadie piensa en el pobre reverendo Albert Hurt Sitwell, el marido cornudo, que debió quedar muy "hurt". Por cierto ¿sería familia de los Sitwell (Edith, Osbert, Sacheverel) ? porque entonces "el mundo es un pañuelo". En todo caso "Excéntricos Ingleses" de E. Sitwell es una maravilla.

    ResponderEliminar
  4. Es curioso: la mujer con quien más tarde se casaría Stevenson también se llamaba Fanny y también tenía un marido con el que se llevaba mal cuando se conocieron.
    Desconozco si Fanny Sitwell era familia de los "Sitwell brothers", pero no me extrañaría. (Entre excéntricos anda el juego)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall