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Nuestro hombre en Egipto

Caricatura de José de Castro y Serrano (1829-1896)
de Ángel Pons en Blanco y Negro

Con motivo de la inauguración del canal de Suez, fueron saliendo en La Época una serie de crónicas realizadas por un anónimo enviado especial a Egipto. A lo largo de varias jornadas de noviembre de 1869 los lectores del periódico madrileño pudieron deleitarse con coloristas y vívidas descripciones de los actos preparativos de la apertura del canal, así como con reflexiones acerca del país y de la colosal obra proyectada por Lesseps. Así, el cronista visita a Ismail-Pachá en Port-Said, frecuenta los bazares, las mezquitas y los aduares de los fellahs a orillas del Nilo, asiste al Te Deum en acción de gracias por el feliz finalización de las obras, discurre sobre el trazado del canal, contempla una revista de tropas en El Cairo, es convidado a un baile egipcio, come con un ministro del Khedive, diserta sobre los resultados de la roturación del Istmo y, después de presenciar una boda arábiga, asciende a la gran Pirámide para terminar en digno puesto su obra.
Hasta aquí, todo perfecto. Salvo por un pequeño detalle. En realidad nunca hubo tal enviado especial a Egipto para cubrir el grandioso evento. Todo fue urdido, con la aquiescencia del diario, por un avispado periodista, el granadino José de Castro y Serrano, quien sin salir de su domicilio, sito en la madrileña calle de la Libertad, se inventó todos los pormenores con ayuda de la información recibida de un amigo residente en aquellas tierras, despachos de agencia, unos cuantos libros de historia y, sobre todo, de su portentosa imaginación. La ingeniosa patraña solo fue desvelada al público cuando aparecieron reunidos dichos artículos en forma de libro. El volumen se titula La novela del Egipto (1870), y es uno de los libros de viaje ficticios más realistas que se hayan escrito.
Castro y Serrano, el viajero sedente, se convirtió en uno de los publicistas más prestigiosos y reconocidos de la segunda mitad del XIX. Experto en saberes musicales, gastronómicos y filatélicos, hizo gala de una prosa jugosa y castiza, y de un inigualable gracejo.

Comentarios

  1. Hmmm. Recuerdo que hace ya alrededor de unos ¡24 años! leía yo embelesado por primera vez las crónicas literarias de un tal Jorge Ordaz en La Nueva España. Recuerdo perfectamente que entonces escribió usted un artículo sobre José Castro y Serrano, que fue uno de los principios de mi afición por los libros de viejo. Ver de nuevo este nombre me ha sobresaltado. Soy un lector y admirador su breve obra (tengo 40 añitos), además bibliófilo aficionado, con ganas de que algún día estampe usted su firma en los ejemplares suyos que atesoro. Castro y Serreno escribió además cuentos fantásticos que nunca se han recogido en las antologías del género, y una especie de aforismos muy curiosos, porque algunos pueden leerse como un anticipo lejano de la greguería. Es un escritor que se debe rescatar del olvido. Reciba un saludo de un lector fiel. David.M.V.

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  2. Ni me acordaba que había escrito antes sobre Castro y Serrano, pero siempre es bueno volver a hablar de él. Ciertamente, hay obras suyas que merecerían ser rescatadas del olvido. Pienso, por ejemplo, en "Cartas trascendentales" o en "Historias vulgares".
    Gracias, David, por tu perseverancia en leerme a lo largo de todos estos años, que ya van siendo muchos.

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  3. He cometido un desliz y le pido disculpas. Al leer ahora su apunte de "Cartas Trascendentales" me he dado cuenta que al hablar de las escenas fantásticas estaba pensando en José Selgas. De todos modos, bienvenida sea su merecida reseña recuperando a José Castro y Serrano. D.

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  4. Después de buscar el recorte de su crónica inutilmente, he llegado a la conclusión que retuve el nombre de José Castro y Serrano y La Novela de Egipto, en la intervención que hizo usted en la biblioteca de La Felguera durante aquellas fugaces y reconfortantes intervenciones de Literastur a principios de los ochenta. Y renuevo mis felicitaciones por sus crónicas. David.

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  5. Soy un Doctorando Egipcio. Me llamo Mohamed M. AbdelKader; precisamente, estoy realizando una Tesis Doctoral sobre José de Castro y Serrano que se titula: La Imagen de Egipto en la Novela del Egipto de José de Castro y Serrano. Aquella magnífica novela se escribió con motivo de la inauguración del canal de suez el 17 de noviembre de 1869 (fue publicada primero en el períodico de La Época en varias jornadas) pero luego se publicó en un libro en 1870. Así que estoy intentando rescatar del olvido a este sigular escritor español del siglo XIX.

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