Esta mañana al ir a trabajar me he cruzado con un pavo real. Se había escapado del vecino Campo de San Francisco y se paseaba por la acera de la avenida de Galicia todo ufano. Enseguida me he acordado de la gran escritora sureña Flannery O'Connor, a la que le fascinaban los pavos reales, y de uno de sus relatos en el que una estirada señora blanca se encasqueta un sombrero y sube a un autobús y en el autobús ve a una mujer negra que lleva el mismo sombrero. Y esto es más de lo que la encopetada señora puede soportar. Por cierto, ganó Obama.
Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro. El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de
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