Ir al contenido principal

Un poema de Vicent Andrés Estellés

Como está el hijo sin los padres y los padres sin el hijo
y chicas, en el cine, con las piernas abiertas
y una mano entre los muslos, y el rosario en familia,
y está el peón que se mata cayendo desde un andamio
y el hombre que hace el pan y está quien lleva un metro
para saber el tamaño adecuado del ataúd
y como están los tranviarios que trabajan la noche
de fin de año y los agujeros de las pilones y está
el ascensor con una luz sucia amarillenta esperando
mientras tanto la portera se emborracha de vino
y mea por la escalera y la hija tiene miedo
y el marido lo está haciéndo con la mujer del médico
y los tranvías terribles con la agitación de los hierros
y el médico que se dedica a romper las nueces
mientras tanto la portera va por la escalera meando
y llamando a las puertas con un golpe de teta
y el hijo de la del arpa que ha muerto hace tres días
llora y llora y enciende un cirio y pone el cirio
en la botella de vino y contempla la Loren
y entonces la suiza grita por el pasillo
y el primo la sigue blandiendo el candelabro
y la chica que se acuesta más temprano que nunca
y un frío como una mano le sube por los muslos
y hay un instante que piensa que tiene el culo más pequeño
y los vecinos que se han muerto los dos intoxicados
el otro día y la mujer y la hija no tienen
ganas de comer nada y lloran como las ratas
y el primo y la suiza que duermen brutalmente
y el candelabro encendido y la colcha encendida
las cortinas encendidas y todo el piso encendido
los nobles caballeros enterrados en los claustros
mientras tanto la portera mea por los peldaños
y el marido no puede más y la mujer del médico
va y coge al médico y le dice hijo de puta
y se lo mete entre las piernas y todo arde
y la niña que llora sola en la portería
y las inscripciones obscenas de los lavabos
y el cráneo rebotando por todos los peldaños.

Burjassot, 1954

(De L'Hotel París, 1973. Traducción: J.O.)

Comentarios

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Pìanos mecánicos

De Los organillos , de Henri-François Rey, publicada a principios de los años sesenta, recordaba más su versión cinematográfica, titulada Los pianos mecánicos como el original francés, que la propia novela. Yo estaba en Cadaqués el verano en que se rodó la película, y tuve la ocasión de ver de cerca a dos de sus intérpretes más conocidos: James Mason y Hardy Krüger. La protagonista femenina era Melina Mercouri, pero a ella no tuve la suerte de verla. El filme lo dirigió Juan Antonio Bardem y, aunnque no es una de sus mejores películas, sí es una de sus producciones internacionales de más éxito comercial. A Henri-François Rey, que pasaba largas temporadas en Cadaqués (Caldeya en la ficción), también lo  tenía visto por el bar Marítim o el café Melitón (título, por cierto, de su última novela). En su momento la novela fue un éxito de ventas y de crítica (llegó a finalista del Goncourt y ganó el Interallié).Leída al cabo de los años puedo asegurar que no solo se sostiene muy bien