Retrato

"¡Dios Todopoderoso! Era indeciblemente encantadora. Su belleza lo golpeó. Se quedó allí sentado, su caricia escorpina lo paralizaba con arrobo, su veneno le calentaba la sangre. ¿Quién demonios era aquella chica? Tenía los ojos verdes, grisazulados. Llevaba una cabra colgada de una cadena alrededor del cuello. A menudo posaba con las manos en las caderas. Comía peras. Fumaba Gitanes. Creía en las estrellas. Y había nacido el veinticuatro de diciembre."

(La mirada del observador, 1980, de Marc Behm. Traducción de Beatriz Pottecher)

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