Circunstancias familiares me han llevado en el mes de agosto a pasar unos días en Worthing, Sussex. Worthing es un agradable sea resort, con su Pier y su Marine Promenade al estilo Brighton, pero en pequeño. Como el tiempo no estaba para tomar el sol en la playa, me dediqué a recorrer librerías. A parte de la inevitable Waterstone’s, encontré una librería de viejo bastante bien surtida, Badger’s. Allí me compré una edición de 1821 de Gertrude of Wyoming and Other Poems, del escritor escocés Thomas Campbell, con preciosos grabados dibujados por R. Westall, y el ensayo W.H. Hudson. A Vision of Earth (1946), de Robert Hamilton. En la librería anticuaria Colin Page de la vecina Brighton, tuve la suerte de que me regalaran, por mi cumpleaños, un bello ejemplar, ricamente encuadernado en piel, de Curiosities of Natural History (Fourth Series), del naturalista y zoófago Francis T. Buckland, hijo del excéntrico geólogo William Buckland, publicado en 1900. Dicho ejemplar había sido obsequiado en su día por
El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí. En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra
Worthing, Sussex... Tiene resonancias a relato de M.R. James, uno en el que llegara un erudito dispuesto a pasar unos días (y recorrer librerías) y de pronto le asaltase alguna presencia grotesca y fantasmal.
ResponderEliminarEspero que no te ocurriera. O que sí.
Un abrazo.
JLP
Pues no, no me topé con ningún fantasama en Worthing, pero en el imponente castillo de los duques de Norfolk, no me hubiese extrañado encontrarme con alguna presencia del pasado.
ResponderEliminarPor cierto, M.R. James es uno de mis escritores de ghost stories favorito (junto con Vernon Lee, de quien, por cierto, hablaré mañana).
Un abrazo.
Vernon Lee tiene un cuento fantástico (valga la redundancia), "La voz maléfica", que yo recuerde ahora. Espero ese post. De M.R. James no sé con cuál quedarme porque todos me gustan. Se agradecería otro post sobre M.R.
ResponderEliminarUn abrazo:
JLP
De momento ya puedes leer la entrada sobre Vernon Lee (que imagino que te sabrá a poco, pero tiene continuación en otra parte). Respecto a M. R. James también me gustaría hacer un post, pero más adelante.
ResponderEliminarUn abrazo.